El dilema planteado por Álvaro Artiga, un académico salvadoreño especializado en política, tiene que ver con la popularidad de un presidente de la República, Nayib Bukele, que con tentaciones autoritarias y un carácter imprudente ha respaldado una posible insurrección contra la Asamblea. El análisis de Artiga es que un antejuicio por lo ocurrido el 9 de febrero se interpretaría como revancha contra un gobernante popular y ello provocaría una crisis peor en El Salvador. Está convencido que los ciudadanos que se concentraron el 9F en la Asamblea llegaron con el objetivo de tomarse la Asamblea pero ignora qué pasa por la mente del mandatario salvadoreño.

 

 

¿Cómo vio lo que pasó el domingo?, ¿ocurrió lo que esperaba?

 

En parte. Lo estaba viendo en televisión, como él había anunciado, me puse a ver televisión. Quería ver hasta dónde llegaba el asunto.

 

 

¿Ya había habido llamado a la insurrección en Twitter?

 

Sí, el presidente, en su convocatoria, que la gente se concentrara en la Asamblea, también agregaba lo de aplicar el artículo 87, verdad, entonces, había un anuncio que no solo iba a ser una visita del Presidente a la Asamblea donde se suponía iba a llevarse a cabo una sesión extraordinaria, que, también hay que decirlo, el presidente de la Asamblea había convocado y no hubo cuórum, él terminó diciendo que quedara constancia que había intentado que se llevara a cabo esa reunión donde se discutiera el financiamiento al Plan Control Territorial. Dejó abierta la sesión, el sábado fue de intentos y creo que eso generó más ansiedad.

 

https://www.youtube.com/watch?v=ThJiV8NxUUE

 

¿Cuáles elementos de lo que pasó le sorprendieron?

 

No puedo decir cómo estaba el ambiente. Algunas imágenes que mostraban francotiradores en los edificios, aquello parecía fuera de lo normal, no es algo que se viera todos los días. La convocatoria del presidente se la tomé en serio, en el sentido de que si no había reunión algo podía pasar ahí en la Asamblea, todo el escenario estaba hecho para que aquello ocurriera. Más me sorprendió que él no hiciera lo que la gente estaba esperando, yo creo que la gente que llegó ahí llegó con la idea de tomarse la Asamblea y, al final, en su discurso cuando salió del Salón Azul prácticamente estaba deteniendo a la gente, que se le quería ir encima y tomarse las instalaciones de la Asamblea. Mire, ahí, desde un cohete, alguien que hubiese andado armado, fue muy delicada la situación, se le pudo haber salido del control. No puedo saber si en su intención realmente estaba tomarse la Asamblea o solo era parte de un show o si solo era para presionar, eso solo él lo sabe y su equipo más cercano. Pero montar eso, pues, genera un nivel de violencia, agresión, a tal grado que ha sido noticia mundial, el cuerpo diplomático ha intervenido, el embajador de los Estados Unidos directamente tuvo una participación para tratar de detener lo que parecía inminente, creo que fue una situación bien delicada.

 

 

¿No hay forma de saber si la insurrección fue un llamado del Presidente, en Twitter hubo ciertos mensajes que evocan a ello, o realmente es el Presidente obligado a apoyar una insurrección por la gente, o por gente cercana a él?

 

A partir de lo que yo pude ver en las redes, él es el que estaba convocando a esa concentración frente a la Asamblea y él decía que se podía aplicar el artículo 87. No sé si lo hacía haciendo eco de otros llamados que no eran de él o si era de él la iniciativa. A veces pienso que el citar artículos de la Constitución, interpretarla, no es el fuerte del Presidente, a mí me parece que hubo un mal asesoramiento y él se dejó llevar. Lo que no se puede negar es que hay una acción política de presionar a la Asamblea Legislativa para que le aprobaran su financiamiento, pudo haber esa presión de otras maneras, una cadena nacional, le habría dado más resultado que haber ido a la Asamblea porque se le ha revertido, no puedo decir a nivel de apoyo popular pero sí a nivel de instituciones y de organismos internacionales eso no ha sido bien visto.

 

 

¿A qué juega el Presidente, hay un fin electoral, hay un fin de presionar por la votación o hay un fin de tomarse un poder del Estado y controlar dos poderes del Estado, o ve algo más como una reforma constitucional para su reelección?

 

Si seguimos la trayectoria desde que es alcalde de Nuevo Cuscatlán y hay imagen en donde él se sentaba en una silla y parecía ya la silla presidencial, estamos hablando siete años antes del 2019 cuando fueron las elecciones, uno puede pensar que él actúa en buena parte siguiendo un guion premeditado, no tiene claridad exactamente cómo van a evolucionar las cosas pero tiene claro dónde quiere llegar y establece estrategias para alcanzar aquello, donde mejor tiene resultados es en la comunicación política, es indudable su éxito, su capacidad de convencer a las personas, que él está siendo víctima de un sistema, que es el que nos tiene metidos en niveles altos de inseguridad y de pobreza para mucha gente. En su narrativa ha sido exitoso. En la práctica, cuando fue alcalde en Nuevo Cuscatlán y San Salvador, hizo obras como no las hicieron gobernantes anteriores. Entonces, hay ciertos hechos que fortalecen su discurso, de que él quiere cambiar la situación del país, atraer inversiones, plantea la posibilidad de que el país pase a condiciones mejores, la encuesta de la Uca de fin de año muestra algo que era nuevo en comparación con los 30 años anteriores, que había generado expectativas que el 2020 sería mejor que el 2019. Quiere decir que sobre esa trayectoria el Presidente se ve yo diría limitado constitucionalmente para poder llevar a cabo lo que él quiere, cuando quiere y como quiere. Hay un estudio que yo lo ocupo para respaldar, esto no es solo para el presidente Bukele, un estudio comparado de la figura presidencial en los 18 países de América Latina, fue publicado en 2016, en donde se miden las facultades presidenciales, los controles a lo que está sometido el Presidente, en este estudio cómo el presidente salvadoreño es de los que menos facultades constitucionales tiene y de los que más controlado está por otros organismos del Estado, eso lo vuelve al presidente un presidente débil institucionalmente. Si a eso le agregamos que no tiene un partido y no cuenta con mayoría legislativa, eso lo vuelve aún más débil como institución. Esa no es la mejor condición para que él pueda llevar a cabo en el tiempo que quiere, cuando quiere y como quiere sus planes. Entonces, él se encuentra así hasta 2021. Por lo tanto podríamos pensar que estaríamos perdiendo dos de sus cinco años en este enfrentamiento con el Legislativo y, ahora con lo que está ocurriendo, con la Sala de lo Constitucional, con la Fiscalía prácticamente y vamos a ver si va a sacar algunos tuits contra el Tribunal de Ética Gubernamental que está investigando el uso de vehículos nacionales para transportar personas a la concentración del domingo. Entonces, ¿a él que le queda? En estas condiciones todos los estudios que se han enfocado en crisis presidenciales, disputas entre el Legislativo y Ejecutivo, señalan que en estas condiciones la única manera de evitar una crisis o una parálisis depende de la capacidad de negociación de los actores. Es decir, hay condiciones institucionales que nos llevan al escenario donde estamos, que para evitar la crisis se requiere de mucha capacidad de negociación y ahí está el asunto: que en su estrategia electoral para 2021 al presidente no le conviene negociar con los otros sino más bien confrontar.

 

Entonces, ahí hay un problema porque negociar puede ser entendido como debilidad y puede salvar a sus adversarios de la otra estrategia más exitosa, presentarlos como amenazas para la seguridad de todas las personas. Uno podría pensar: con el apoyo popular que tiene, 2021 perfectamente puede mantener una mayoría amplia en la Asamblea Legislativa. ¿Qué tan urgente es el préstamo que ni siquiera le van a dar el dinero ya?, sino que era la aprobación para negociarlo, tienen que negociarlo, después va a regresar a la Asamblea para que se lo ratifiquen, ¿cuánto tiempo va a demorar eso?, no sé pero evidentemente no es en marzo. ¿Qué le llevó a hacer esa convocatoria?, no solo la del Consejo de Ministros, si eso ya lo va a resolver la Sala de lo Constitucional, si el Consejo de Ministros tiene la facultad de hacerlo, pero digamos, ¿por qué no lo hizo un día de semana?, ¿para decir después que estos están en la playa?, ahí se ve que hay una cierta intención que no es solamente conseguir los apoyos para el financiamiento, sino hay una intención política electoral. Entonces, ahí es donde digo que el entorno más cercano le ha asesorado y lo asesoró mal, y ahora lo han dejado mal parado.

 

 

¿Qué tan prudente es utilizar o evocar el artículo 87 de la Constitución para un guion electoral?, ¿realmente está pensando en que puede causar un efecto real y desestabilizar el país, o le conviene electoralmente?

 

Yo no puedo saber qué pasa por su cabeza. No creo que sea el mejor escenario un rompimiento, sea que él lo haya provocado o que por lo que dijo nos lleve hacia eso, falta ver qué va a pasar, si la Sala de lo Constitucional declara inconstitucional la convocatoria a la sesión extraordinaria, si la Fiscalía identifica que hubo delitos contra la Constitución y procede. Entonces, eso sería como todos contra el Presidente. En una situación así, la gran paradoja es que una gran mayoría de la población está con el Presidente y lo que tendríamos es esa gran mayoría contra las instituciones. Ese es un escenario en el que puede estallar una insurrección, evidentemente para que eso ocurra habría que saber cuál es el papel que jugaría la Fuerza Armada y la Policía, que son el brazo armado. Uno no puede pensar en una insurrección no violenta, verdad.

 

 

¿Qué tan proclive es el movimiento salvadoreño a una insurrección en estos momentos?

 

Yo no sé si la gente tiene idea de qué es una insurrección. Solo pensemos que en El Salvador ya llevamos, desde que estalló el conflicto en 1980, tenemos 40 años, los menores de 40 ¿qué pueden saber de insurrección?, podríamos poner los de 50 años porque tenían 10 años, cuando estalló un conflicto armado. Si estos por lo que ven en imágenes en televisión piensan que eso es insurrección, habría que examinar qué es lo que la gente piensa de insurrección. Ya es más fácil pensar en un escenario como el que derrocó a Martínez, la huelga de brazos caídos, pero no creo que los empresarios están apoyando la idea de la insurrección. Es que ahí es donde la insurrección lo único que puede traer es el rompimiento del orden constitucional que es lo que sí puede favorecer las aspiraciones, si es que las tiene, de seguir gobernando más allá del 2024 porque en el actual orden constitucional le pone un límite, él terminaría en 2024 y no podría regresar si no diez años después, porque hay una interpretación de la Sala de lo Constitucional respecto al periodo inmediato anterior, se lo aplicaron a la candidatura de Tony Saca. A él le tocaría esperar diez años. Como está la prohibición de que no pueden ser candidatos ni su cónyuge ni parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad realmente la única que podría continuar el proceso es la comisionada presidencial que la vemos en todos lados.

 

 

En caso de concretarse un movimiento con una especie de golpe o insurrección, ¿no perdería legitimidad y popularidad el gobierno actual?, si bien sigue teniendo apoyo de sectores populares pero ha perdido apoyo de sectores influyentes.

 

Aquí hay un dilema porque, si se diera una situación tensa, estamos hablando de dos mecanismos de democracia enfrentados: la concepción de democracia popular, participativa, que se expresa el pueblo en la plaza y la democracia representativa, esa que opera a través de las instituciones. Entonces, es un escenario inédito porque es el pueblo contra las instituciones y ambos invocando la legitimidad democrática, y ambos tendrían legitimidad democrática. Si fuese la mayoría, una inmensa mayoría la que está apoyando el presidente, eso yo no lo sé.

 

 

¿Qué antecedentes históricos hay de lo ocurrido el domingo, los militares habían ingresado al recinto legislativo?

 

Parece que hay un caso en 1950 después de un golpe de Estado, pero yo creo que tal como lo que tuvimos, que un Presidente civil, electo popularmente, encabece la toma del Palacio Legislativo, eso no. Porque, si acaso hay antecedentes, son militares que le han dado golpes de Estado a los gobiernos que están, que también son de militares. El golpe de Estado era una de las formas de sucesión, las otras eran elecciones de un solo candidato o elecciones fraudulentas, que son escenarios que podrían ocurrir en 2021. Dado un rompimiento aquí, los partidos que no aceptan podrían no presentarse a las elecciones. La situación es, diría yo, bien complicada. Por eso pienso que el Presidente ha sido mal asesorado porque no tenía necesidad de esto, porque por la vía de elecciones podía tener el control, no solo de la Asamblea, sino después como la Asamblea nombra a los titulares de las instituciones de control podía hacerse de control total, es como dicen libros como este, “Cómo mueren las democracias”, mueren utilizando los mecanismos democráticos, ya no es tanto con el golpe de Estado.

 

 

¿Pero cuando usted me dice “podría ocurrir” quiere decir que usted tiene incertidumbre?, ¿no es solo una estrategia de campaña?

 

Es que el problema es que uno puede tener una estrategia, puede ser solo con vistas electorales, el problema es que uno no controla a los otros actores involucrados en ese juego y la estrategia puede ir cambiando en función de lo que hagan los otros y, al final, como suele ser en los procesos sociales, los resultados de los procesos sociales no son necesariamente lo que los actores individualmente buscaban. Pensemos en los acuerdos de paz de 1992, las dos fuerzas enfrentadas, ninguno quería una democracia al principio, el FMLN buscaba una revolución socialista y los otros, aniquilar al FMLN y si era necesario con la mano dura, por eso se prolongó tanto, no querían el diálogo ni la negociación, la palabra diálogo era algo negativo, a Cristiani lo acusaban de que si iba a firmar a Chapultepec iba a ser un traidor. ¿Al final qué salió? Los acuerdos de paz en los que se le quita poder al Ejecutivo porque estaba controlado por los militares, el Ejecutivo pierde poder frente al Legislativo, eso fue intencional en los acuerdos y las reformas constitucionales. El Ejército, que era el principal actor antes de 1992, pierde poder frente a los partidos políticos, las dos grandes instituciones que ganan poder con los acuerdos de paz es la Asamblea y los partidos. Lo que hemos visto el domingo es un intento, no sé si consciente o no, al Ejecutivo y a la Fuerza Armada por encima de los partidos y de la Asamblea. Más allá de las intenciones, las imágenes están ahí. Lo que quiero decir es que los actores pueden tener unas intenciones, pero las estrategias, las tácticas, van cambiando en función de lo que los otros hacen. Al final se puede llegar a un resultado que nadie buscaba y, en este caso, pensemos de que nadie busca la insurrección, que nadie busca romper porque eso sería un problema para la economía del país, para todos los proyectos que se estaban ofreciendo los viajes a China, viajes a Dakar, la ayuda japonesa, los $30 millones mexicanos, digamos, es tanto lo que está en juego como para arriesgarlo. Pero los procesos sociales no se pueden explicar solamente a partir de las intenciones y de los cálculos de los actores, sino de las interrelaciones entre todos ellos y eso ya nadie lo controla. Ese es el problema que ahorita tenemos hacia el domingo, hay una convocatoria hecha por el Presidente y no la ha desmontado. Si no lo hace, hemos tenido algunos videos donde hay gente siguiendo el guion.

 

 

¿Qué debe hacer la Fiscalía?, ¿debe investigar lo que pasó o mejor ignorarlo para no hacer escalar la polarización?

 

La Fiscalía tiene la responsabilidad de defender los intereses de la sociedad del Estado, ese es su mandato y lo hace de oficio. Entonces, ya el fiscal dijo que está, no sé si lo dijo solo por decirlo, vamos a pensar que lo dice porque realmente lo está haciendo, que ha iniciado investigaciones al respecto. Sería deseable que no le pase..., cuando se anuncia de que se están haciendo investigaciones, los responsables se van, el caso de Sigfrido Reyes. Yo creo que también, aunque es delicado el asunto, verdad, la Fiscalía tiene que hacer su papel, es que para eso están, la Sala de lo Constitucional, el Tribunal de Ética Gubernamental. En medio de este problema aparece también el intento de neutralizar el Instituto de Acceso a la Información Pública.

 

 

Si inicia investigación la Fiscalía y dice, ¿quién ordenó el ingreso militar?, hay altos funcionarios involucrados, ¿qué consecuencias traería?, ¿no traería mayor tensión al ambiente, no importa?

 

Es lo que le dije, por eso es delicado porque, al cumplir el mandato, uno podría pensar que habría problemas con el ministro de Defensa, con el director de la Policía, no sé si con el de Seguridad también, podría llegar hasta el Presidente, eso plantearía una situación, se lo planteé, el pueblo y el Presidente contra las instituciones que están cumpliendo su rol. Lo que pasa es que cumplir en estas condiciones puede generar un resultado que socialmente no es aceptable. La mayor parte de la sociedad pareciera ser que no quiere que se le dañe al Presidente. Entonces, es una situación que no sé cómo se va a resolver.

 

 

¿Pero debe cumplir su función la Fiscalía independientemente de la consecuencia o Fiscalía debe pensar en las conveniencias políticas?

 

Es que ese es el asunto, que no solo es una cuestión legal, sino que es un asunto político. Entonces, lo político tiene consecuencias en el ámbito jurídico y lo jurídico en el ámbito político. Entonces, ahí hay dos tipos de criterio que no necesariamente caminan a la par. La pregunta es casi de orden ético: ¿debemos cumplir la ley aunque esto nos lleve a un rompimiento? Justamente, el marco legal, más general que sería el caso de una insurrección. ¿O hay alguna otra forma de resolver esto?

 

 

¿O si ignorar esta situación podría mandar un mensaje de que esto se puede repetir?

 

Sí, por eso es una situación delicada. Innecesaria, si no es que intencionalmente se quiere romper. Digo innecesaria porque con las elecciones se resolvía todo.

 

 

¿Hay antecedentes de signos autoritarios en el Gobierno actual?, porque mucha gente o entidades que no se lo esperaban. En octubre, el Presidente habló de rompimiento de orden constitucional por Fodes y Fosalud; y cuando pedía bonos para policías, el Presidente les habló de ir a la Asamblea...

 

Aparte de eso, que puede ser un juego de palabras, hay otros hechos más importantes en cuanto muestra el respeto al marco legal y es cuando nombra al diputado Osiris Luna como director de Centros Penales porque, de acuerdo al marco legal, porque los diputados que han sido electos no pueden dejar su cargo para ir a ser directores, lo podrían hacer para ir a ocupar un cargo en el Gobierno. Pero el primer paso del Presidente es nombrarlo director de Centros Penales, ante la reacción contra ese nombramiento a él se le ocurre o le sugirieron que lo nombrara viceministro y director ad honorem pero cuando él da a conocer esos nombramientos, él dice: hemos encontrado una forma de sortear el marco legal. [La frase del Presidente en Twitter: “Para sortear el impedimento de que @OsirisLunaMeza pueda fungir como Director de Centros Penales, he decidido nombrarlo Vice Ministro de Seguridad Pública y asignarle adicionalmente las responsabilidades de la Dirección de Centros Penales Ad Honorem”]. Y ahí está. Después es cuestionado por un viaje y la negativa a dar esa información, el Instituto de Acceso a la Información ordena que se dé esa información. Hay conductas en las que uno ve que el marco legal a él le estorba y, como le estorba, lo sortea, lo evade.

 

 

Me hablaba del Instituto de Acceso a la Información (en donde hubo una elección a puerta cerrada en Casa Presidencial), ¿eso le indica un signo autoritario?

 

Autoritario significa la utilización del poder que se ha recibido de manera arbitraria, discrecional, no manteniéndose en el marco que le establece la legalidad, no es simplemente abuso de poder, uso de la fuerza, sino es utilizar los recursos que se tienen sin el control establecido en el marco legal, él no quiere que le controlen, se le ha pedido la información sobre el titular del Organismo de Inteligencia del Estado y eso es a él directamente, está lo de Osiris y hay un tercer caso, el hotel militar. Son cosas que en la que el Instituto ya ordenó. Cuando alguien actúa así uno puede sospechar que hay esa tentación autoritaria. Ahora, que la tenga, en principio no tendría por qué causar escándalo si las instituciones operan porque para eso están justamente.

 

 

¿Han operado?

 

Ahora están puestas a prueba porque lo que tenemos desde 1992 que se creó todo esto es una serie de instituciones que no han operado. Si ha habido funcionarios que han robado, es en parte que la Corte de Cuentas y la Fiscalía no han operado, si aquí digamos son como diez instituciones que tienen funciones de control, solo a partir de 2010 comenzó a operar la primera, que es la Sala de lo Constitucional, cuando se enfrenta con la Asamblea Legislativa, eso hay que decirlo porque ahora los diputados quieren aparecer como que ellos no han hecho nada que nos haya llevado adonde estamos. Si en parte estamos donde estamos por el comportamiento de quienes están en la Asamblea. No de todos. De los partidos políticos y sus dirigencias. Si en parte tiene razón el Presidente. Ahora, los fines con que él utilice esos argumentos podemos discutirlos pero hay argumentos que él utiliza que son ciertos. Ahora están aplaudiendo a la Sala de lo Constitucional aquellos que en 2010 cuando emiten una sentencia que nos va a permitir votar por rostro intentaron cambiar las reglas para neutralizarlo.

 

 

Pero eso es fruto de la alternancia: ahora que el FMLN no está en el Ejecutivo sí lo pueden ver...

 

No pero yo diría más bien es que cuando están ahí piensan que todo el tiempo van a estar en el poder. Si el Frente hubiera pensado 'un día no vamos a estar aquí, tenemos que fortalecer todos estos mecanismos', a la Fiscalía, la Corte de Cuentas, Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, Tribunal de Ética Gubernamental, la Sección de Probidad, la misma Asamblea que tiene seis mecanismos de control, interpelaciones, comisiones, las llamadas de los funcionarios. También le quitaron fortaleza. O sea, todos ellos son responsables de alguna manera de que desde 1992 estas instituciones no operaran como deberían operar. Si a estas alturas esas instituciones estuviesen fuertes, indudablemente no nos estaríamos haciendo las preguntas ¿cree que la Fiscalía va a hacer eso? El solo hecho de plantearlo nos dice que no creemos que estén suficientemente independiente, creemos que todavía están subordinadas.

 

 

¿Cómo interpreta el artículo 167 de la Constitución como ciudadano?

 

No haría una interpretación aislada porque hay tantos artículos ahí, por ejemplo, que el Presidente está obligado a fomentar la armonía, podría preguntar ¿y eso es fomentar la armonía? O que el derecho al trabajo, a la salud, educación, es un derecho, por lo tanto hay que cumplir y uno ve los datos... Eso es como la interpretación de la Biblia, también, agarrar un versículo fuera del contexto. Podría preguntar si el Corán también se presta a ese tipo de interpretaciones y podríamos encontrar quizás en el Corán algunas partes que se le aplicarían al Presidente, habría que preguntarle a su hermano, que es el imán de la comunidad islámica, qué piensa de esto, la invocación a Dios en el recinto del Salón Azul. Sería bueno una entrevista.

 

 

¿Caracterizaría a Bukele como autoritario, dictatorial, o cómo lo caracterizaría?

 

Imprudente. Que tiene que ver con su carácter impulsivo, a veces dice cosas que quizás no quiere decir, también hay que verlo en términos humanos, es un joven, por la fuerza que tiene, a lo mejor mal asesorado, he insistido en otros momentos en que esa fuerza que tiene el Presidente la debería usar positivamente para lograr que los que no pagan impuestos en el país que paguen, que los que eluden que no eludan, ¿pero por qué no presiona a los diputados para que haya una reforma de pensiones que favorezca a los trabajadores?, ¿por qué no usar esa fuerza que tiene para saldar tareas pendientes que favorecerían a los salvadoreños?, ¿por qué se ha concentrado en este tema de seguridad? Todos los que somos profesores sabemos cómo nos llegan los alumnos, eso tiene que ver con la calidad de la educación, nadie está hablando de eso, ya vamos a llevar nueve meses y la educación no sabemos qué está pasando ahí. ¿Por qué no también empieza a cumplir con aquella promesa de los cuatro hospitales que dijo que iba a construir? Se le está pasando el tiempo porque la construcción de esos hospitales no es rápida. ¿Por qué se ha concentrado solo en el tema de seguridad y hablar de la Policía y de la Fuerza Armada, nuestros miembros gloriosos y etcétera? Más parece que como que quiere contar con el apoyo de ellos por si algún día él los requiere para reprimir porque hasta ahora no han sido utilizados tan así.

 

 

¿Pero sí ve signos autoritarios en él?

 

En el contexto de lo que le dije que era autoritarismo, del uso del poder sin control yo creo que hay tendencias en él a hacer uso del poder que ha recibido sin ser controlado.

 

 

¿Intenciones?

 

No. Tentación, tentación. Se ve tentado a utilizar ese poder que tiene, que ha recibido, más allá del marco legal.

 

 

¿Y qué tan causa es la popularidad del autoritarismo?

 

Es que aquí hay un pasado autoritario, eso nos saca del ámbito político, tenemos instituciones verticales que son autoritarias, de todo tipo, la escuela es autoritaria, las iglesias son autoritarias, el ejército es autoritario, las empresas nuestras no son las sociedades anónimas que existen en otros países donde son miles de asociados que tienen acciones, aquí son familiares, además, hasta 1970, 70 % de la población era campesina, la economía estaba basada en la agricultura y las relaciones en el campo eran autoritarias, digamos, hay una cultura autoritaria. A veces pienso que el Presidente encarna al salvadoreño medio y por eso su éxito, porque los salvadoreños se ven en él, tal como son.

 

 

¿Y está reencarnando toda la furia que sienten?

 

Sí y esta manera de decir cosas y ser agresivo verbalmente, si los salvadoreños, la media, es así. Yo creo que él no es alguien fuera de la sociedad, él encarna lo que es el salvadoreño, los valores del salvadoreño, es el salvadoreño el que está ahí, el que se envalentona, si lo vemos en las calles cuando se pelean dos salvadoreños. Entonces, hay una cultura autoritaria que es la que fomenta, después se expresa, en los distintos puestos del Gobierno. No vaya a pensar que solo es el Presidente el que actúa así.

 

 

¿Cuál es su pronóstico?

 

Reservado, como dicen.

 

 

¿El Salvador no tiene una institucionalidad fuerte para decir: no va a pasar nada?

 

Es que si la institucionalidad fuera fuerte, si actuara como debe actuar, hasta el Presidente podría ser depuesto. Es que ese es el problema aquí. Si hay violación a la Constitución por parte del Presidente en lo que hizo, si las instituciones actuaran como deberían actuar podríamos llegar a un antejuicio y obviamente ¿quién hace el antejuicio?, la Asamblea Legislativa, ¿cómo se miraría eso? Como revancha de la Asamblea hacia el Presidente. Estamos en una situación donde cumplir las leyes y hacerlas cumplir tensaría más el asunto hasta romper.

 

 

¿Cómo ve el papel de Estados Unidos, que ve a El Salvador como un actor estratégico y de necesaria estabilidad?

 

Digamos que en esta situación yo me atrevería a pensar que no solo Estados Unidos, otros diplomáticos, podrían pensar que es mejor, aunque no sea de manera visible, pactar una estabilización entre las instituciones que hacer cumplir la ley. Hacer cumplir la ley en esta situación puede llevar a una situación política de mayor crisis. Algunos dicen: es necesario que se aplique la ley para que esto no vuelva a ocurrir. Eso no lo sabemos realmente, si con la aplicación de la ley no va a volver a ocurrir. Pero distinto fuera, como ha ocurrido en otras partes, que el Presidente no cuenta con los apoyos populares que tiene el Presidente nuestro. Pero es que aquí la institucionalidad política está cuestionada desde el ámbito de la seguridad por permitir que la gente viva en condiciones de inseguridad, haber permitido que la tasa de homicidios se elevara, las extorsiones, desarrollaran las pandillas, esa es parte de su inoperancia, de su ineficacia. Eso es lo que argumenta el Presidente, puede argumentar con otra finalidad pero el argumento es cierto. Y la gente ve en el Presidente a alguien que está defendiendo sus intereses. Ahí lo que se estaría produciendo es un choque entre el principio y la legitimidad democrática que le puede dar el pueblo y se lo dio al Presidente en la votación del año pasado, con la legitimidad que tienen todas las otras instituciones.

 

Pero quiero decirle que ese es un escenario que está contemplado en el diseño institucional de la Constitución, nosotros tenemos una forma de gobierno, se llama presidencialismo, en la que elegimos de manera separada al Presidente y a la Asamblea, los dos cuentan con esa legitimidad, pero además tenemos un sistema multipartidista que hace que en la combinación presidencialismo-multipartidismo el resultado más frecuente sea que el Presidente no tenga mayoría legislativa, si a eso agregamos la separación de elecciones cada tres años de diputados y cada cinco Presidente, eso abona a que el Presidente no tenga mayoría y si, además, no tiene un partido. No tendría que haber sido el presidente Bukele el que estaría en esta situación, de hecho todos los presidentes anteriores han estado en esa situación, lo que pasa negociaron, lo que uno puede discutir es qué negociaron, Arena con PCN, y FMLN con Gana. El problema de este es que con su afán de poder total tiene que acabarse a todos esos partidos que son los que tienen la mayoría legislativa.

 

 

¿Los partidos Arena y FMLN ganan o pierden algo desde el punto de vista electoral en este escenario?

 

Yo diría que ni piensen que de esto van a salir fortalecidos, esos partidos tienen un problema interno que tienen que resolverlo internamente, las dirigencias de esos partidos y al país a la situación en la que están, eso es lo que se expresó el año pasado en las elecciones, un rechazo a esos partidos, que no crean que con esto la gente se ha pasado de apoyar al Presidente a apoyar... eso no es cierto. Aquí lo que hay es que hay un sector importante cualificado, que es el que está diciendo hay que defender la institucionalidad, aquí más bien les toca a los militantes de ambos partidos, ya que van a entrar en procesos internos, realmente elegir candidatos probos que, si bien es cierto que no controlen la dirección del partido, pero los partidos son realidades complejas que hay una cara del partido en el parlamento que pueda actuar de manera distinta a lo que dice la dirección del partido, esta es la oportunidad que tienen los militantes de saber elegir candidatos que visiblemente puedan plantear la situación, como hay voto por rostro, de que no le vamos a dar todo el poder al Presidente pero tampoco vamos a reproducir el mal en estos partidos. Si esos partidos no hacen eso, yo creo que el Presidente, aún con todo lo que ha pasado, tiene para ganar las elecciones.