Bukele condecora y se despide del nuncio apostólico monseñor Santo Rocco Gangemi
Miércoles 26, Octubre 2022 - 8:28 PM
El representante del Vaticano culmina su misión en El Salvador y aseguró que "nada he omitido para que siga siendo firme y eficaz esta feliz unión entre El Salvador y la Santa Sede”.
El presidente Nayib Bukele condecoró, la noche de este miércoles, al nuncio apostólico, monseñor Santo Rocco Gangemi con la Orden Nacional José Matías Delgado en el grado "Gran Cruz Placa de Plata”, en un acto de "agradecimiento” previo a su partida a la Santa Sede, a donde volverá tras conocerse el nombramiento de sus sucesor en el país, monseñor Luigi Roberto Cona.
El mandatario dijo que "monseñor (Gangemi) nos ha acompañado en estos tiempos tan importantes en nuestro país”, "ha sido una fuerza de inteligencia y sabiduría, de serenidad para todo el cuerpo diplomático”.
Bukele dijo estar contento con la misión del representante del Vaticano, y que la imposición de esta distinción "es un agradecimiento a su misión que ha hecho en nuestro país, es un agradecimiento a todo el trabajo que hemos hecho juntos, y es un recuerdo para que siempre nos lleve en su corazón”, le dijo antes entregar la banda, la medalla y el decreto oficial de la imposición y condecoración.
Tras un poco más de cuatro años destacado en El Salvador, monseñor Santo Rocco Gangemi se refirió a este periodo como "un tiempo cargado de acontecimientos sociales, políticos y eclesiales, que no tengo duda que los analistas no tendrán dificultad en definirlos de históricos”.
Gangemi se comprometió con Bukele "a rezar para que este país alcance su grandioso destino”, y le aseguró que al regresar al Vaticano la medalla impuesta "me recordará siempre con orgullo que por un tiempo, yo también, viviendo en El Salvador, me pude llamar hijo suyo”.
El representante de la Santa Sede elogió las atenciones recibidas por el Gobierno de Bukele y destacó que durante su permanencia en El Salvador "me he esforzado con la negligencia que siempre puede acompañar la labor humana, de llevar adelante mi labor diplomática, no con la postura fría y distante del observador apático”.