El coronel Luis Lovo Castelar

Viernes 02, Diciembre 2022 - 12:00 AM
En artículos anteriores hemos indagado sobre la figura de Abel Cuenca y los primeros escritos que desde la Universidad de El Salvador empezaron a hacer posible la discusión sobre la reforma agraria en El Salvador. Sin embargo -a pesar de la sorpresa que esto pueda generar-, si tuviéramos que marcar un hito para empezar a narrar el paulatino resquebrajamiento del tabú, probablemente sería el regreso del coronel Luis Lovo Castelar a El Salvador, en el año 1962. ¿Un coronel del ejército? Así es. Veamos por qué. Lovo Castelar, nacido en Ahuachapán, se había graduado con la mayor distinción en la primera promoción de oficiales del ejército en el año 1930. Esto lo colocó en un lugar de prestigio frente a las sucesivas camadas de militares, una suerte de éforo del ejército salvadoreño. El momento y el desempeño en la escuela de oficiales hicieron que se desenvolviera como un par de todos los que se sucedieron en el poder desde la caída de Hernández Martínez, particularmente con los jóvenes militares que encabezaron el golpe de 1948 y que inauguraron un nuevo proceso político: Oscar Osorio, José María Lemus, Julio Rivera, Fidel Sánchez. Era un hombre de consulta; sus escritos pueden rastrearse en diversas publicaciones militares y de la guardia nacional desde la década del cuarenta. Durante el gobierno de Osorio se convirtió en observador militar en la Guerra de Corea. Cuando Lemus asumió en 1956 tuvo un enfrentamiento con Lovo Castelar, poco esclarecido. En un artículo publicado en El Diario de Hoy del 13 de octubre de 1962, René Glower Valdivieso, señala que Lovo Castelar partió "calladamente” luego de una junta de altos jefes del ejército convocada por el entonces presidente de la República. A la salida de la reunión Lovo Castelar habría declarado "Sabía que era militar, pero no creía que me confundieran con los chivos”. Lemus decidió enviarlo a México con una beca para que estudiara la posibilidad de fundar un banco, pero al poco tiempo la beca fue suspendida, por lo que Lovo Castelar optó por iniciar sus estudios en economía en el Politécnico. La caída de Lemus y, sobre todo, la llegada de Rivera al poder, precipitaron la vuelta de Lovo Castelar, que pasó casi desapercibida y que historiográficamente sería un hecho nimio si no fuera por lo que traía bajo el brazo: su tesis en economía defendida en 1962 que se titulaba "Un proyecto de reforma agraria de El Salvador”. Al volver a El Salvador, Rivera le solicitó que se incorporara al CONAPLAN como planificador agrario. Desde esa representación institucional aprovechó para difundir la problemática de la reforma agraria y fue uno de los primeros salvadoreños en participar de los cursos internacionales sobre reforma agraria promovidos por los organismos internacionales en el contexto de la Alianza para el Progreso. La tesis de Lovo Castelar fue publicada como libro (con la excepción de algunos capítulos) y distribuida entre militares, técnicos y políticos en los años consecutivos. No debería llamar la atención el hecho de que haya sido un coronel del ejército quien estuvo entre los pioneros del debate agrario en El Salvador, si uno tiene presente que todavía para 1970 seis de cada diez salvadoreños vivían en zonas rurales. Cuando se analizan publicaciones de la institución militar, como el Boletín del Ejército en la década de 1950, resulta sugestivo que una página entera del boletín (que promediaba las ocho páginas) se llamaba "el soldado agricultor” y estaba destinado a promover ciertas prácticas agrícolas entre los miembros del ejército. Dicho de otro modo: el ejército era una institución que se nutría de soldados que eran también campesinos. Lovo Castelar supo identificar que la asimetría de la estructura agraria impedía un orden social duradero. Su gran preocupación, como militar, era la de establecer las bases una sociedad que no estallara en sucesivas disputas internas. Señalaba que, si bien los ejércitos suelen tender a ser conservadores, los gobiernos latinoamericanos se colocaron al frente de proyectos de transformación social: "ninguno de ellos se opone a la reforma agraria, y sus ejércitos tendrán que secundar sus propósitos”. El proyecto de reforma agraria de Lovo Castelar, que amerita un artículo aparte, no puede comprenderse por fuera de los marcos que habían abierto la reciente Revolución Cubana (1959) y la respuesta estadounidense: la Alianza para el Progreso (1961). Fue la primera propuesta concreta de una reforma agraria salvadoreña y su impacto en las élites intelectuales, militares y políticas no puede ser desdeñada.