En el Día Internacional del Migrante

Miércoles 18, Diciembre 2024 - 5:30 AM

La migración de la población de El Salvador, principalmente hacia Estados Unidos ha tenido distintas causales, desde la persecución política e ideológica en la década de los 70, hasta el conflicto armado de los 80, pasando por la violencia y el acoso pandilleril desde mediados de los 90, hasta la sempiterna pobreza y la falta de oportunidades.

Por naturaleza humana y social el hombre siempre ha sido un ser migrante. Las necesidades y los anhelos de vivir en mejores condiciones hacen que las personas migren en busca de mejores derroteros para su propia persona y para los suyos. Las migraciones siempre han estado llenas de obstáculos e incertidumbres. No busca migrar quien vive confortable en su estancia o quien carece de medios o el contexto preciso para emigrar. Cada 18 de diciembre, desde 2020 y por decisión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se celebra a nivel mundial el Día del Migrante con la finalidad de sensibilizar sobre los derechos humanos de los migrantes, así como destacar el aporte de los migrantes en el avance económico, social y cultural de los países. La conmemoración también pretende incluir a los migrantes en políticas que fomenten una migración ordenada, segura y sobre todo muy humana. Las fronteras son las que impiden los flujos masivos de migraciones, pero también son las que permiten diversificar los métodos de migración, porque en esencia las personas siempre están buscando las formas de evadir obstáculos, aunque esa osadía les genere vulneración a sus derechos humanos y a veces hasta les cueste perder la vida en los desiertos, en los mares, en los ríos, en las selvas y a mano de delincuentes y la seguridad nacional del país al que se emigra. La migración, mientras existan claras divisiones entre países tercermundistas y del primer mundo, continuará. El "sueño americano” y el "sueño europeo” seguirá como objetivo para América Latina, África y aquellos países empobrecidos de la misma Europa y Asia. Los países del primer mundo siempre buscarán los mecanismos o el aparataje legal, político e ideológico para obstruir la migración, pero las condiciones que impulsan la migración continuarán y el fenómeno seguirá vigente, empujando a la migración como forma de sobrevivencia por necesidad. Se dice que en la actualidad las causas o condiciones que motivan la migración son: Los desastres naturales, los conflictos armados internos (la inseguridad, la persecución política por razones ideológicas), la exclusión social y económica en los países (pobreza y falta de oportunidades), la atracción que generan los países desarrollados (oportunidades laborales, mejores condiciones de vida, alienación y encanto por sus avances tecnológicos) y la necesidad de los países desarrollados de contar con la migración (para mano de obra y procesos productivos, así como nivelar la densidad demográfica). Cuando los migrantes llegan al país de destino se convierten en agentes aportadores al desarrollo de dicha nación. Legalizados o indocumentados pasan a ser parte de la cadena productiva del país y por ende aportan a la economía nacional y la conducción de dicha naciones. En Estados Unidos, por ejemplo, el aporte de los latinos migrantes es valioso em todos los campos. En el plano político, los documentados o legalizados son capaces de elegir gobernadores, senadores, representantes, alcaldes y hasta presidentes. En el plano económico, documentados e indocumentados aportan billones de dólares a esa nación que es una potencia mundial. Los migrantes, cuando se establecen como agentes productivos, generan desarrollo económico para sus respectivos países de origen a través de las remesas. En 2022 los salvadoreños en el exterior (migrantes) enviaron al país 7,819 millones de dólares en remesas. El año pasado la cantidad remesada ascendió a más de 8,000 millones de dólares. En el presente año la cantidad remesada andará por los 9,000 millones de dólares. Todo ese dinero dinamiza la economía local y ayuda a superar niveles de pobreza, especialmente en la zona rural. Las remesas son el primer pilar de los ingresos y por ende un bastión determinante para el sostenimiento económico de la nación. La migración de la población de El Salvador, principalmente hacia Estados Unidos ha tenido distintas causales, desde la persecución política e ideológica en la década de los 70, hasta el conflicto armado de los 80, pasando por la violencia y el acoso pandilleril desde mediados de los 90, hasta la sempiterna pobreza y la falta de oportunidades. A ello se agrega el fenómeno de la reunificación familiar. El Salvador siempre tuvo motivos para obligar a su población a la migración de tal manera que más de tres millones de compatriotas viven fuera de nuestras fronteras patrias. Muchos de los compatriotas emigraron exponiendo sus vidas, en calidad de indocumentados arriesgando sus vidas y guiados por "coyotes” que se aprovecharon de ellos. Algunos (miles) murieron en el intento o sufrieron graves vejámenes, hubo quienes llegaron a su destino y no aprovecharon las oportunidades del "sueño americano”, pero la mayoría llegó a trabajar para darle forma a su anhelo y desde la distancia aportar al "pulgarcito” de América. Pienso que en todo el mundo el objetivo de quien deja su país es lograr su superación personal y la de los suyos. El anhelo del migrante. Lo más justo es que los países desarrollados del mundo cooperen y coordinen para proteger a los migrantes que se mueven hacia ellos en búsqueda de mejores condiciones de vida. Lo ideal es que cada país tenga sus propias condiciones para ofrecer a su población las garantías de una mejor vida en su propio territorio. La migración es inherente al ser humano, pero no debe ser motivada por la persecución ideológica, la exclusión social, la violencia, los conflictos armados y mucho menos la pobreza. Expulsar a los migrantes sin que estos hayan violados las leyes de un país o dificultarles su migración es inhumano. Los migrantes son valiosos y merecen un trato humano.