El informe sobre la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe, presentado este martes 6 de diciembre, fue elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), junto a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés). Se trata de una evaluación de los sistemas agrícolas de la región, la dependencia de las importaciones y el impacto por las restricciones en el ingreso de trigo y fertilizantes desde Ucrania.
Las tres agencias concluyen que la gran mayoría de países de la región están expuestos a problemas de producción y comercialización, así como a las alzas de precios derivadas de la invasión rusa en Ucrania, considerado el granero mundial.
De esa manera, el informe puntualiza que la región de Centroamérica y México tiene un saldo comercial positivo de $13,106 millones solo en productos agropecuarios. Sin embargo, dos países aparecen con números rojos, es decir, importan más de lo que producen: Panamá y El Salvador.
¿Qué tanto se importa?
No es noticia que El Salvador importa la mayor parte de las frutas y verduras que consume desde los países vecinos, sobre todo de Guatemala, porque su producción no alcanza para atender la demanda nacional. También compra lácteos y carnes desde Nicaragua, así como maíz, frijol y otros granos.El informe plantea que El Salvador tiene un saldo comercial deficitario por $1,145 millones en productos agropecuarios, por debajo de los $1,988 millones de Panamá.
El resto de la región aparece con saldo positivo, es decir, que producen más de lo que consumen. Guatemala lidera el istmo con un saldo de $2,593 millones, seguido de Costa Rica con $2,627 millones.
Según el estudio, que retoma datos entre 2018 y 2020, El Salvador tiene un saldo negativo en la importación de aceites vegetales superior a los $112 millones y en carnes más de $248 millones.
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Así como $235 millones en frutas y verduras, $184 millones en lácteos, $79 millones en trigo, seguido de $150 millones en maíz y $266 millones en cereales.
En el documento, la FAO propone crear un fondo para la importación de alimentos (FIFF, por sus siglas en inglés) en las 62 economías más vulnerables del mundo, con el cual se financiaría el costo adicional en las compras de productos alimenticios. “En la región, los países del Caribe y El Salvador reunirían los requisitos para participar en esa iniciativa”, señaló.
Crisis en Ucrania: inflación.
Las agencias enfatizaron en su informe que la guerra en Ucrania y otras crisis sucesivas –como la inflación o la pandemia- comprometen los alimentos y los insumos clave para la agricultura regional. El conflicto bélico ha afectado el comercio internacional del petróleo, el gas natural, los cereales, los fertilizantes y los metales.La consecuencia directa que han visto las familias es un abrupto aumento de los precios de los productos de la canasta básica. “La inflación de alimentos aumenta el riesgo de problemas de acceso a una dieta saludable, inseguridad alimentaria y hambre, pues afecta más a los hogares de menores ingresos”, advierten.
Incluso antes del conflicto, el hambre en la región latinoamericana aumentó 30 % entre 2019 y 2021 debido a la pandemia y el rompimiento de las cadenas logísticas.