Las remesas familiares representan un desafío en la contratación de jóvenes salvadoreños porque desalientan la búsqueda de empleo y la superación profesional, reveló un estudio de mercado laboral elaborado por Catholic Relief Services (CRS).



El estudio se realizó entre mayo y septiembre de 2024 para explorar la demanda laboral, las competencias requeridas, la oferta de formación técnica y las expectativas juveniles. La investigación se basa en entrevistas a 54 empresas, 20 centros de formación y 322 jóvenes entre 18 y 29 años, en grupos focales en siete municipios de Santa Ana, La Libertad, San Salvador y San Miguel.

El estudio identificó 27 desafíos en la inserción laboral de los jóvenes, donde el impacto de las remesas ocupa la posición 19 en los territorios analizados, pero baja al segundo puesto en San Miguel, el segundo departamento con la captación de estos recursos (11.1 %) después de San Salvador (19.7 %).



“Influye en la motivación laboral de jóvenes (...) pueden desalentar la búsqueda de empleo y la superación profesional. Este fenómeno plantea un reto para el desarrollo económico local”, señala el reporte.

Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), el 25.66 % de las familias reciben remesas, el principal generador de divisas de la economía y que representaron el 24.22 % del producto interno bruto (PIB) del segundo trimestre de 2024.

De enero a octubre, las remesas rebasaron los $6,857.6 millones, de los cuales un 98.6 % se destinó para consumo y apenas un 1.4 % se utilizó como inversión -compra de inmuebles, construcción o negocios-, de acuerdo con el Banco Central de Reserva (BCR).


Desafíos en la inserción laboral

El estudio de CRS plantea que los jóvenes de los cuatro departamentos enfrentan desafíos comunes al momento de buscar empleos, relacionados a la falta de experiencia y las limitaciones económicas.

Entre los desafíos planteados por los jóvenes consultados están horarios inflexibles, educación formal incompleta, dificultad para transportarse, discapacidad, no conoce sobre ofertas de empleo, límite de edad y salario muy bajo.

También se señaló como desafío que “no me interesa conseguir trabajo” o que “es más difícil por ser mujer”.

Las barreras específicas para que las mujeres ingresen al mercado laboral son las tareas domésticas del hogar o porque son las responsables del cuidado familiar, por lo que tienen menos tiempo para un trabajo remunerado.

“El embarazo es percibido como limitante por algunos empleadores”, añade el informe. Además, las mujeres se enfrentan a estereotipos y prejuicios de género en ciertos sectores laborales.