El Banco Central de Reserva (BCR) reportó ayer que la industria manufacturera, motor de la economía y de las exportaciones, acumula cinco trimestres de contracción debido a una menor demanda externa.

En la actualización del Producto Interno Bruto (PIB, producción de bienes y servicios), el BCR detalló que la industria se contrajo un 2.6 % en el segundo trimestre de 2023, sumando así un año en negativo, anunció Douglas Rodríguez, presidente del BCR.

“Esta actividad está siendo influenciada por la reducción en la demanda del resto del mundo, especialmente de los productos textiles, prendas de vestir y la confección de otros productos, cuyo principal comprador es Estados Unidos, país que ha reducido su consumo tanto en El Salvador como en el resto de países de Centroamérica”, señaló.

El funcionario aseguró que la caída podría ser mayor si no fuera por un crecimiento en la elaboración de alimentos y bebidas, así como una mayor demanda de aceites, pan y procesamiento de carnes.
“No todo es malo. Hay actividades que han amortiguado que la industria no caiga más”, dijo.

La industria manufacturera, incluyendo la maquila, representa un 94.9 % de las exportaciones. Entre enero y agosto pasado, se reportaron ventas superiores a los $4,316.4 millones, equivalente a una contracción de $416.6 millones (un 8.8 %) respecto al mismo período de 2022.

Solo las exportaciones de maquila acumularon $800.6 millones, una contracción de un 17.7 % en comparación con 2022.

La industria manufacturera tiene una participación de un 14.4 % del PIB.

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Cae también la agricultura.

El sector que reúne a las actividades de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca se contrajo un 0.5 % en el segundo trimestre, debido, explicó Rodríguez, al alza en los insumos agrícolas por la invasión rusa en Ucrania, un proveedor mundial de fertilizantes.

Las “condiciones adversas climatológicas han afectado muchísimo”, pero el resultado “pudo ser peor” si el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) no hubiera adoptado medidas para mitigar los riesgos, como la entrega de financiamiento a través de un fideicomiso y la distribución de paquetes agrícolas.

Los productores de granos básicos y los ganaderos han sido los principales afectados por el desarrollo del fenómeno climático de El Niño, asociado a sequías seguidas de fuertes lluvias. La Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo) calcula que el sector perdió 1.2 millones de quintales de maíz y frijoles, valorados en $41 millones.

Entretanto, el presidente del BCR señaló que hubo algunos indicadores “positivos” que contribuyeron a que el resultado no fuera “tan negativo” por un crecimiento en la producción de huevos, leche cruda y cría de ganado bovino. “La demanda intermedia de la industria y el consumo final de los hogares también han crecido y han amortiguado una caída mayor de esta actividad”, añadió.