En tiempos de petróleo caro y los vaivenes de la crisis económica mundial, esta generación basada en fuentes renovables es fundamental para la independencia energética del país y constituye una inyección positiva hacia el medio ambiente porque reduce las emisiones de dióxido de carbono en su mayoría provocadas por la generación por hidrocarburos.
Diversas inversiones privadas se han hecho en los últimos años en fuentes renovables y el país necesita que se siga incentivando y estimulando este tipo de generación. Se trata de aprovechar nuestra agua, nuestro viento, nuestro sol y la biomasa.
La energía hidroeléctrica –aquella que se produce a través de la fuerza de agua en las represas– es la que más se generó durante los primeros siete meses del año pues 24.53 % de la matriz energética provino de esta. Le sigue la energía geotérmica –producida por el calor de la tierra– con el 23.89 %, la energía biomasa, que se obtiene de la combustión de productos orgánicos, acumuló el 12.32 % de lo generado a julio. Mientras, la tecnología fotovoltaica –que proviene del sol– produjo el 8.67 % y la energía eólica un 2.27 %.
La energía fotovoltaica y eólica aún pueden generar mucho más en el país y de ahí la importancia de incentivos para estimular las inversiones privadas al respecto. Valioso para nuestro ambiente y nuestra economía.