El presidente de ANEP, Agustín Martínez, lo advertía de otra forma: :no hay que ser fatalistas, pero nosotros como empresarios siempre tenemos que prever esas cosas”. Y es que hay que estar preparados ante una situación en que la crisis mundial continúa. Ya vimos como el año pasado culminó con una inflación mundial galopante que tocó nuestros bolsillos, derivado de la invasión rusa a Ucrania y sus consecuencias, lo que demuestra que en el mundo de hoy no hay crisis lejana.
Uno de los graves problemas que tenemos es el bajo crecimiento, la poca atracción de inversiones tanto nacionales como extranjeras y es ahí donde hay que apostarle. El país necesita certidumbre y predictibilidad, seguridad jurídica además de seguridad pública, para atraer a empresarios que apuesten por el país.
Esos empresarios son los que generan empleos que producen bienes y servicios que a su vez generan impuestos y permiten el funcionamiento del Estado.
Hay que reconocer que las empresas locales hacen un gran esfuerzo por competir y sus márgenes son pequeños para poder competir. Y a pesar de las dificultades y las crisis que llevan décadas, aquí siguen apostándole al país, manteniendo los empleos, exportando para generar divisas y pagar impuestos. Esos empresarios son motor del desarrollo nacional y los pilares de la economía que enfrentan las crisis mundiales.