Este año no tuvimos ni que esperar hasta diciembre. El Ministerio de Salud ya reporta desde la semana pasada a tres adultos y dos adolescentes como las primeras víctimas de la temporada festiva con lesiones por mal uso pirotecnia explosiva. Según el Ministerio de Salud, al menos cuatro de los cinco casos registrados en las últimas dos semanas tienen 40 % de quemaduras en extremidades superiores y manos, uno de los casos tiene quemaduras en 20% en pies y piernas y uno con lesiones en la cabeza.

La venta libre de juegos pirotécnicos es una macabra tradición que deja niños y adultos quemados. No es solo el descuido de los adultos con los menores a los que dejan manipular la pólvora, sino también la exposición de sus propios bebés o la explotación laboral de niños y adolescentes para fabricar los cohetes, sin permisos, sin supervisión alguna ni inspecciones. Por ejemplo, en San Salvador oficialmente se empezará a vender pólvora hasta el 5 de diciembre, pero la verdad es que ya se vende clandestinamente en todo el país . Eso explica los accidentes.

El dolor de quemarse es uno de los más intensos que un ser humano puede sufrir, el sufrimiento es aún mayor cuando lo experimentan niños que sufren daños irreparables al usar indiscriminadamente juegos pirotécnicos. Es una tragedia recurrente porque nunca se ha hecho nada por controlar las coheterías ilegales y a veces creo que ni por las legales. Incluso este año se evitó la discusión en la Asamblea Legislativa.

Debemos tomar conciencia sobre las consecuencias de esta práctica. Los juegos pirotécnicos en general, no son baratos, todo lo contrario. Quemar cohetes es quemar el dinero que tanta falta hace para otras necesidades.