La guerra en Ucrania sigue trayendo una serie de consecuencias económicas sobre los combustibles y los precios de los alimentos. La gente común ha sentido el efecto de la lejana guerra porque hoy estamos más interconectados que nunca.
A eso hay que sumar el conflicto en Gaza, generado por el ataque de los terroristas de Hamás a civiles israelíes el pasado 7 de octubre y la posterior reacción de represalia de los israelíes sobre ese territorio palestino.
Tristemente no es el único conflicto que el mundo está sufriendo. La guerra en Siria no cesa y aunque ya no aparece en las noticias, las víctimas se siguen sumando. Además, hay muchos conflictos armados en naciones africanas.
El planeta parece estremecido por todos los rincones. China sigue amenazando con atacar a Taiwán, Corea del Norte y su permanente jugarreta bélica con sus misiles amenando a su vecino del sur, Irán desatando una furiosa represión contra la población que exige sus derechos y en Afganistán, los talibanes han vuelto a prohibir la educación universitaria a las mujeres.
En México continúa el narcotráfico haciendo de las suyas y en Haití, las pandillas y la miseria han hecho un cóctel venenoso para su pueblo. El 2023 termina con difíciles pronósticos. Ojalá que la Providencia alivie nuestros males y el de aquellos que sufren de las consecuencias de esos conflictos armados..