De acuerdo con los resultados oficiales, el partido Demócratas, autodenominado "social-liberal" y que apoya la independencia a largo plazo, obtuvo el 29,9% de los votos, superando con creces su apoyo en las elecciones de 2021. El partido nacionalista Naleraq, que aboga por romper los lazos completamente con Copenhague, quedó en segundo lugar con el 24,5% de los votos.
Los votantes manifestaron su descontento con la actual coalición gubernamental, compuesta por los partidos Inuit Ataqatigiit (IA) y Siumut, que experimentó una caída significativa en su respaldo, perdiendo 15,3 y 14,7 puntos porcentuales, respectivamente. Este interés por las elecciones nunca había sido tan alto, impulsado por la atención global hacia la isla a raíz del deseo presidencial de Trump de involucrarse en el territorio.
El primer ministro saliente, Mute Egede, respetó los resultados y destacó la necesidad de formar una nueva alianza, dado que ninguno de los partidos logró asegurar la mayoría de los 31 escaños del Parlamento. Esta nueva coalición deberá establecer un camino hacia la independencia, cada vez más deseada por la población.
Trump ha intentado influir en este proceso electoral, y el primer ministro Egede subrayó que "el mundo exterior nos observa de cerca" ante los intentos de intervención. La postura de los groenlandeses ante Trump es variada; algunos como Anders Martinsen, de 27 años, expresaron su rechazo a las "amenazas vacías", mientras que otros consideran que su actitud ha enfriado el deseo independentista.
Los debates electorales también se centraron en temas esenciales como la sanidad, la educación y la relación con Dinamarca, que aún controla aspectos clave de la isla. La urgencia por la independencia varía entre los partidos: los nacionalistas del Naleraq la quieren inmediata, mientras que el gobierno actual la condiciona a mejoras económicas.
Groenlandia, con una población de 57,000 habitantes y rica en recursos minerales, tiene una dependencia económica alta de la pesca y de la ayuda danesa, que representa el 20% de su PIB. Aunque los independentistas creen que la explotación de sus recursos puede llevar a la autosuficiencia, la realidad es que los costos de producción son elevados y su industria minera es incipiente.
En relación a Trump, quien mostró interés en adquirir la isla durante su mandato anterior, su influencia sigue siendo objeto de debate en Groenlandia.
A pesar de sus promesas de "seguridad y prosperidad", una encuesta reciente reveló que el 85% de los groenlandeses rechaza esta posibilidad. El primer ministro Egede, al criticar su comportamiento "impredecible", pidió respeto y expresó preocupación por la inseguridad que causa en la población.