Uno de los grandes problemas de la clase política salvadoreña y de la clase política mundial es que creen que en medio de la pandemia se puede seguir haciendo política de la misma manera que se ha estado haciendo.

En momentos de profunda incertidumbre provocada por la catástrofe sanitaria mundial, así como por la crisis económica que la pandemia trae consigo, los ciudadanos esperarían la búsqueda de consensos, soluciones de conjunto, cero imposiciones sino mayor diálogo y acuerdos, así como la renuncia a los golpes bajos y a echar culpas a otros para tapar las propias fallas.

Lamentablemente esto último está sucediendo en El Salvador y en todo el mundo. Por desgracia, los políticos siguen enfrentándose sin parar, pensando en vencer al adversario, siguen empeñados en el próximo ciclo electoral y no en salvar a su gente de la pandemia y del hambre causada por la debacle económica. El colmo es que ya se habla de una nueva guerra comercial entre Estados Unidos y China.

Aquí en El Salvador los diputados han sido incapaces de analizar con seriedad la propuesta consensuada del Gobierno y la ANEP para el paquete económico anticrisis, algo que debería tratarse con suma urgencia porque a la hora de reactivar la economía, se necesitarán esos recursos para echar adelante las actividades empresariales y asistir a los más necesitados. El debate político puede continuar semanas más, pero el hambre y el cierre de empresas no puede esperar más tiempo sin soluciones.