En el instituto se aplican tratamientos de cobalto a 100 pacientes diarios. / Diego García


Entre los poblados pasillos del Instituto del Cáncer hay una fila de mujeres sentadas, a quienes otras hacen masajes en el rostro; hay otro grupo de mujeres a las que están peinando, y un tercero a quienes les están pintando las uñas. No es ningún salón de belleza al interior del centro de salud, sino un grupo de voluntarias que atienden a pacientes con cáncer.

“Son mujeres que vienen del interior del país, se levantan a las 4:00 de la madrugada y vienen sin comer a recibir sus tratamientos”, dice el director del instituto, Salvador Díaz Bazán, mientras saluda a las pacientes y camina entre los grupos de mujeres que entregan un refrigerio a las pacientes. “Es lo menos que podemos hacer”, agrega.

A diario, el Instituto del Cáncer atiende 100 pacientes con tratamiento de cobalto (radioterapia), principalmente a mujeres con cáncer de cérvix y mama, según el doctor Díaz Bazán.

“El 30 % de los pacientes es cérvix y el 21 % es mama, de lo que viene aquí al instituto, luego tenemos piel, endometrio, cavidad oral, estómago”, explica el especialista.

El Instituto del Cáncer nació en 1971, “con una bomba de cobalto y 13 empleados”, dice el galeno; ahora hay dos bombas de cobalto y más equipo para atender a los pacientes, el instituto tiene aproximadamente 100 empleados, de los cuales 25 son médicos y 15 administrativos; el resto son enfermeras, enfermeros y colaboradores.

“Se fundó porque gentes buenas, no hay otra forma de decirlo, el doctor (Narciso) Díaz Bazán fue el de la idea y el que haló a mucha gente para fundar esto y desde entonces quedó la plataforma para seguir trabajando, yo solo soy una parte del equipo que se encarga de que esto camine”, describe el director de la institución.



Fondos

Anualmente, el Instituto del Cáncer necesita $1.5 millones para funcionar, de éstos, el gobierno subsidia $495,000. “Tenemos que recaudar el resto del millón al año para poder mantener esto funcionando”, asevera Díaz.

El principal actor para mantener a flote las finanzas del instituto es la Liga contra el Cáncer de El Salvador. “Es como el patronato”, describe el director del instituto. Hay varias formas de financiamiento: los donativos que reciben, las campañas y los aportes de los mismos pacientes.

Díaz explica que hace 15 años el tratamiento era completamente gratis, pero ante la escasez del dinero decidieron hacer una política subsidiaria “todo paciente que viene aquí se le hace un estudio socioeconómico y se le cobra desde nada hasta $1,500 por su tratamiento de cobalto, que afuera cuesta hasta $30,000”, explica.

Añade que un estudio realizado por la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN), les indicó que debían cobrar $2,000 por paciente para cubrir todos sus gastos, “tenemos 100 pacientes diarios, cuando hicimos los cálculos de lo que pagaba la gente contra el promedio, lógicamente, con 100 pacientes repagabámos todo esto, pero en promedio lo que paga la gente es $108 en lugar de $2,000, porque la mayor parte (de gente) no tiene nada”, dice el especialista.

Una persona puede llegar a realizarse una mamografía o una citología y la consulta rondará los $10 y $20, según el estudio socioeconómico, pero el 60 % de los pacientes no pagan nada.

“La mayor parte de compañías que eran donantes hoy son de otros países: la banca, aerolíneas, que antes eran salvadoreñas y tenían la libertad de podernos ayudar hoy es díficil y acuérdese que somos varias oenegés trabajando para conseguir fondos y los donantes siempre son los mismos. Es una competencia por conseguir los fondos”, señala el director.