Es muy posible que podamos afirmar que todos los sucesos periódicos de la política latinoamericana puedan sernos desagradables, amargos y difíciles de entender dado que la situación socioeconómica de la clase media -aun sobreviviendo- así como a los más desprotegidos económicamente no ha concedido beneficios inmediatos ni sustanciales, palpables para las mayorías, es muy probable y para esto es la democracia, para discrepar expresando nuestro malestar de acuerdo a las circunstancias de nuestros países.

Las manifestaciones estudiantiles en Nicaragua en 2018 y las protestas de ciudadanos en Honduras dentro de la región centroamericana debe hacer repensar a toda la clase política qué Centroamérica merecemos y debemos trabajar, nuestros países se han encaminado a una mala costumbre de no expresar nada por ser países pequeños y que en la geografía global casi somos invisibles pero no es justo que por eso podamos ser sumisos frente a las problemáticas que se suscitan.

Bien dicen que quien no conoce su historia está condenado a repetirla, hace 40 años Latinoamérica vivía situaciones bastante difíciles que en la actualidad no son tan diferentes al ayer, no. En Nicaragua ha habido una grave violación de derechos humanos a periodistas que han tenido que salir de dicho territorio por amenazas de muerte, así como hay una persecución a obispos por decir la verdad, por exigir la justicia y paz social.

En el cono sur se han desatado una serie de protestas que quizás no hubiésemos imaginado, pues siempre dichos países se han caracterizado por un nivel de vida civilizado con una enorme influencia del primer mundo -Europa- no obstante hay realidades que la gente no puede ocultar más. Ojalá estos movimientos ciudadanos y sociales sean meramente por motivaciones para el bien de su propio país y no para satisfacer a malas influencias internacionales como el régimen venezolano que son líderes de la represión en nuestro continente.

El caso de la disolución del Congreso en el Perú, las manifestaciones en el Ecuador, hoy Chile y Bolivia son demostraciones de que necesitamos un verdadero cambio sin limitar la democracia y libertades que nuestro continente debe mantener perenne y tanto ha costado lograr.

Chile ha sido un referente democrático, social y económico de toda América, las manifestaciones masivas que logramos ver en medios de comunicación posiblemente obedezcan a un clamor popular generalizado, pero es sumamente necesario una cabeza líder, un movimiento que planifique los pasos a seguir en el próximo diálogo con el presidente Piñera.

Bolivia se encuentra en una situación impresionante, ya que ciudadanos han convocado a un paro cívico nacional en donde se pretende que las calles se muestren vacías sin circulación, empresas paralicen labores y sectores estudiantiles se organicen para exigir una mayor transparencia en los resultados electorales que en el territorio boliviano muchos dudan de la transparencia del tribunal electoral, ganar en medio de dichas circunstancias envenena o vuelve agridulce todo trabajo en consecución por una democracia limpia.

El fenómeno de las redes sociales, el inmediato impacto de ellas en la ciudadanía ha sido el ingrediente perfecto para convocar a movilizaciones estudiantiles, de profesionales, de sindicatos y demás sectores de la sociedad que están insatisfechos con los gobiernos de turno de la región. La rapidez con la que se tiene hoy la facilidad de comunicarnos es sorprendente, en cualquier democracia la manifestación siempre y cuando sea organizada es necesaria ya que los ciudadanos merecemos mejores oportunidades para vivir y que las futuras generaciones decidan desarrollarse donde viven.

Es de hacer un diagnóstico qué tanto se ha perjudicado a estudiantes y además a la clase media que son los que de forma práctica son los que dan impulso a la economía. Nosotros, en Centroamérica, debemos ser observadores de lo que sucede en la región; no obstante, hay que aprender de los vecinos que exigen mejor sistema electoral, pluralidad democrática, mayor progreso económico y social, no quedarnos sólo en la admiración sino que debemos replicar las ganas de vivir bien y mejor. Lo que está sucediendo en Latinoamérica puede hacernos reflexionar qué sociedad buscamos y podemos obtener, ya que se ha visto que gobiernos de estilos conservadores y progresistas han fracasado en lograr un buen vivir en plenitud de las masas. No se trata ya de un gobierno de izquierda o derecha, se trata de tener gobiernos que trabajen por el país.