Al interior de la Basílica los salvadoreños pueden venerar la réplica de la virgen morena./ Diego García


Velas, rosas de diferentes colores y artesanías de la virgen de Guadalupe, rodean la basílica de Antiguo Cuscatlán, que es visitada por pequeños y grandes para celebrar la aparición de la “Morenita” en 1531, ante Juan Diego.

Las bajas temperaturas y vientos que experimenta el país no fueron un impedimento para que, desde tempranas horas, feligreses con vestimentas típicas se presentaran ante el altar de la virgen de Guadalupe, en El Salvador, para agradecer las peticiones cumplidas, las cuales denominan como “milagros en sus vidas”.

Evelyn Romero, originaria de Cojutepeque, aseguró que su hija Sofía Valeria de tres años, es una regalo de la virgen, ya que no lograba embarazarse por una enfermedad en sus ovarios; al realizar la petición a la “virgencita”, pudo lograrlo. “Ella hace milagros, y por eso mientras tenga vida visitaré a la virgen junto a mi hija”, dijo Romero.

Partos normales y sanación de enfermedades, son los agradecimientos que devotos como Delmy Rivas, de San Juan Opico, tienen para la virgen morena, quien durante décadas visita la Basílica con toda su familia para mantener la tradición que aprendió de sus abuelos.Con lágrimas en sus ojos, Ana Hernández, con vestimentas típicas como sus sobrinos y su hijo, aseguró que “la mamita María cumple”, por eso, llegó con la petición de liberar a su sobrino de un sentencia de 11 años de cárcel, por un supuesto delito de extorsión y espera se aclare y sea liberado con la intercesión de la virgen.