El humo venía de todos lados, era negro, se sentía un mal olor, como a carne asada pero no así, era diferente, los cuerpos los quemaban con todo: zapatos y ropa”, relató Dorila Márquez, de 61 años de edad, quien es testigo de la masacre de El Mozote, al Juez de Paz de Meanguera, Antonio Prudencio, mientras están sentados en el corredor de su casa, en un cerro frente al referido caserío en Morazán.

Mientras Dorila recordó todo lo que vivió el 11 de diciembre de 1981, su rostro reflejó tristeza al describir cuando quemaban las casas y cómo el humo se juntaba en la zona.

Uno de los defensores que acompañó la primera reconstrucción cuestionó el origen de ese humo que la testigo relataba.

“Se veía que estaban quemando las casas, acá estuvimos todo el día; como le decía, yo no le puedo decir que el humo salía de un sólo (lugar) porque estábamos acá y masacraron en Los Toriles, en La Ranchería, los de El Mozote, de la plaza también los masacraron y los quemaron, entonces el humo se juntó de todos lugares; no le puedo decir: ‘salió de este lugar, salió del otro’, acá llegó el humo negro y con el olor a cuerpos quemados”, respondió al abogado.

Márquez empezó a sollozar. El juez y fiscales le explicaron que no tenía por qué justificar su relato. Ella aseguró que sentía “tristeza que él abogado dudara”, de lo que estaba contando.

“La tristeza que me da es que él duda. Si él hubiera estado, discúlpeme, si usted hubiera estado en esta masacre no lo dudara, porque fue una buena cantidad de personas las que masacraron”, aseguró.

Dorila Márquez llora al recordar los hechos de la masacre. “Usted no siente mi dolor”, le respondió a un defensor que cuestionó su relato. / DEM


“Es mi trabajo preguntarle, yo siento su dolor”, se excusó el representante de los militares acusados. Dorila Márquez, entre lágrimas, replicó: “Discúlpeme pero no lo siente, si a usted le hubieran masacrado su familia tal vez sintiera y si hubiera estado acá en medio de todas las personas masacradas”.

El pasado 6 de junio, las partes procesales del caso escucharon sobre los lugares que Dorila Márquez y su esposo recorrieron en búsqueda de su cuñado, José Nilo, sus hijos y su esposa. Dice que fueron a Los Toriles, descendiendo a lo que ella llama “un abismo” en la zona y permanecieron poco tiempo, porque todo lo encontraron destruido y aunque no vio los cuerpos de la familia de su esposo, se marcharon con otra familia que habitaba en el lugar.

Márquez dice que hizo dos visitas al El Mozote, durante “la primera no se soportaba el mal olor” y en la segunda observó restos de personas (solo huesos) en los alrededores del lugar.

Según Wilfredo Medrano, abogado de Tutela Legal, hasta la fecha han declarado 39 testigos en la audiencia y una comisión procesal dirigida por Antonio Prudencio, juez de paz de Meanguera, estará verificando las zonas donde se ejecutaron a la pobladores y destruyeron las viviendas los días 11, 12 y 13 de diciembre de 1981.

La primer reconstrucción solo abarcó al caserío El Mozote, en las otras recorrerán el resto de comunidades donde ocurrió la masacre..


La familia

Dorila Márquez ha dicho que perdió a su hermana, Hilda Hortensia, que estaba embarazada, sus padres, María Clementina Argueta y Césario Márquez. También perdió a dos hermanos pequeños y dos sobrinos. Dice que además, fue masacrada su cuñada junto al esposo de esta y cinco hijos de esa pareja; su esposo perdió a su hermano, la esposa de este y los hijos de ese núcleo familiar.

El esposo de Márquez logró localizar los cadáveres de su familia, sin embargo, Dorila tuvo que resignarse a que están enterrados en la plaza de El Mozote.