Como era de esperarse las reacciones de diverso signo se han comenzado a expresar y a mostrar sus intenciones de confrontar a Trump y sus aliados.
Contar con un amplio respaldo electoral no es lo mismo que ser el poseedor de un cheque en blanco para hacer lo que se le dé la gana. Y las acciones más emblemáticas que la nueva administración norteamericana está emprendiendo dan cuenta de una visión de mundo muy concreta, pero también muestran que no le será sin costos a Trump y sus socios concretar en lo que está empeñado.
La política de contención migratoria que impulsa (lo que no quiere decir que las anteriores diez administraciones no la hayan tenido) muestra no su capacidad de expulsión de extranjeros sino su incapacidad para enfrentar el fenómeno migratorio con humanidad y con dignidad. Las vidas rotas que quedarán después de todo esto no serán pocas.
¿Pagará altos costos políticos por esto? Por supuesto que sí, pero serán a mediano plazo. Sin embargo, la acción de imponer una variada fórmula de aranceles a las importaciones, en el corto plazo, ha comenzado a desencadenar respuestas que se pueden volver peligrosas para Estados Unidos. Porque Trump está actuando y vociferando como si la gran potencia norteamericana estuviera en la cúspide de su poderío. Y esa premisa es falsa de falsedad.
Hace un poco más de diez años Morris Berman escribió ‘La edad oscura americana’. No es un libro fácil sino sombrío, porque explora en las tripas de la sociedad norteamericana. El autor sugiere que estamos al final de la era imperial norteamericana, aunque eso está por verse aún. Lo cierto es que releer las páginas de ese libro puede alumbrar un poco para comprender esa carrera loca que el casi octogenario Trump está empeñado en realizar.
La brusca sacudida provocada por la acción de aplicar los aranceles a todos los países ―una medida de claro sentido proteccionista― tiene el grave problema de que Estados Unidos es un país que no está en ascenso ni sus índices de bienestar social se encuentran al alza. La reciente emergencia sanitaria por covid-19 mostró la vulnerabilidad de Estados Unidos. Esta frágil condición de la gran potencia mundial de América (donde su poderío militar sigue siendo su bandera principal), hace pensar que esta ofensiva conservadora en varios frentes de la nueva Administración Trump da pistas para imaginar dónde es que aprieta la soga.
En recientes declaraciones de Jim Farley, CEO de Ford, este capo de la producción mundial de automóviles ha sugerido que en la competencia global el desafío es China, sobre todo en dos órdenes: la capacidad que tienen los chinos de movilizar suministros de todas partes del mundo y la velocidad de innovación que viene mostrando la industria china.
Si se tasan bien esas opiniones, es fácil precisar que el enfoque de Trump y sus aliados es un tanto desenfocado y alocado, y solo puede crear incertidumbre, confusión y congelamiento en las inversiones.
Los diversos frentes de confrontación que ha abierto Trump de manera simultánea, en no mucho tiempo, le pasarán la factura. La Unión Europea responderá de acuerdo a sus propios intereses, lo mismo harán los países del BRICS, sus vecinos cercanos (Canadá y México) ...
Las recientes marchas de protesta en diversos estados de Estados Unidos son una temprana reacción a estas políticas excesivas impulsadas por la Administración Trump. Y de cualquier modo que se quiera ver, la emergencia ciudadana multiclasista y plurinacional que ahora ha comenzado a hacerse sentir tiene la posibilidad no solo de detener esta avalancha desesperada conservadora, sino que también podría ser el momento para proponer el rediseño del ‘modelo norteamericano de vida’. Pero todo eso dependerá de la calidad del análisis de la realidad concreta que los vectores político-sociales principales propongan. Si se trata de una simple negativa a Trump, ese vigor social se desvanecerá.
Trump y su proyecto de resucitar las glorias pasadas norteamericanas ha llegado tarde a un mundo complejo donde las fórmulas en blanco y negro no funcionan. Y también ha llegado con retraso a una sociedad norteamericana que urge de un rediseño general donde prime el bienestar social generalizado.
• Jaime Barba, REGIÓN Centro de Investigaciones