José Calderón, de Telus; Carol Colorado, de La Constancia; y Boris Quintanilla, de Grupo Calvo, presentaron sus programas de RSE. / Fátima Muñoz


Ejecutar proyectos aislados para reducir el impacto operativo es insuficiente para garantizar el futuro de las empresas que deben aprender a integrar la sostenibilidad como un modelo de negocio, concordaron ayer representantes de compañías internacionales.

La Fundación Empresarial para la Acción Social (Fundemas) realizó ayer un conversatorio con altos ejecutivos de Telus International, Grupo Calvo y La Constancia, previo a la celebración de la Semana de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) y Sostenibilidad, que inicia este lunes.

Los representantes de las empresas coincidieron en que las estrategias de RSE no deben ser prácticas aisladas, sino integrarse al modelo de negocio, que solo puede desarrollarse en un medio ambiente saludable y comunidades prósperas.

Carol Colorado, directora legal y de Asuntos Corporativos de La Constancia, aseguró que como usuarios de agua e ingredientes naturales para la elaboración de sus bebidas, la empresa desarrolló la plataforma de sustentabilidad 100+, en la que se compromete a cumplir objetivos de sostenibilidad en agricultura, agua, energía y economía circular.

La ejecutiva detalló que, hacia 2025, La Constancia busca que el 100 % de las comunidades donde tienen impacto tengan agua potable, sus agricultores estén conectados y empoderados financieramente, operar totalmente con energía renovable, y emplear solamente empaques retornables o reciclados.

Asimismo, José Calderón, vicepresidente de Telus International, destacó que la empresa apuesta por vincular su estrategia de sostenibilidad desde el público interno, que ha donado más de 1,000 horas de voluntariado; además de una inversión de $1.7 millones en programas de responsabilidad corporativa.

“Nuestra mayor apuesta es por generar empleos de calidad y bien remunerados, pero nuestro crecimiento depende de reclutar talento altamente capacitado para mantener la calidad de nuestros servicios”, aseguró. Frente a este reto, la compañía capacita a niños y jóvenes en habilidades blandas e idioma inglés, para luego integrarlos a la compañía, con el programa HOPE.

Por su parte, Boris Quintanilla, vicepresidente de Grupo Calvo, aseguró que toda la operación de la compañía se basa en la capacidad que tengan ahora para mantener el equilibrio entre productividad y cuidado al medio ambiente, para crear un negocio a largo plazo. A diario, la planta de Calvo procesa más de 150 toneladas de atún, y asegura que cada uno de los desechos como cola, aletas y vísceras, son tratadas para crear harina y aceite de pescado, que se utiliza para la elaboración de concentrado.