La pandemia del COVID-19 amenaza al desempeño de las economías de la región. De acuerdo con el el Banco Interamericano para el Desarrollo (BID), la magnitud del impacto dependerá de la duración de la misma, su propagación y las medidas de prevención y de respuesta de los países para contener y amortiguar el choque.
“Las medidas de prevención y contención van a tener un impacto directo en las finanzas públicas, la productividad y la actividad económica (personas enfermas, capital y trabajo sin utilizar y sectores de la economía parados)”, describe un informe del banco que destaca además que el efecto por el choque global podría ser superior al registrado durante la crisis financiera internacional 2008-2009.
En su primer análisis sobre esta coyuntura el organismo sostiene que también dependerá de la estructura de las economías y su exposición y vulnerabilidad a canales de transmisión globales. Es así como las economías más abiertas e integradas a cadenas de valor globales, con mayor peso del sector turismo, dependencia de materias primas, entre otros, sentirán un impacto mayor.
El PIB de El Salvador puede caer hasta -3.9 %
En su análisis para El Salvador, el BID estima que la contracción de la economía puede ser de entre -2 %- 3.9%.
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“La economía había crecido por arriba de su PIB potencial en los últimos cinco años (2,4% en promedio) y se esperaba un repunte de la actividad económica para 2020 de entre 2,5% y 2,7%. No obstante, se estima que el efecto combinado de choque externo (principalmente por la caída del crecimiento de EE. UU. entre -1.8% y -3.5%) con el impacto económico de las medidas internas generará una reducción significativa tanto en la oferta como en la demanda agregada que reducirá el producto entre -2% y de ser más severa la prolongación de los efectos de la pandemia hasta un -3.9%”, concluye la valoración a cargo de Juan José Barrios y Julia Escobar.
De acuerdo con los analistas, uno de los grandes problemas para el país es la caída de los ingresos fiscales, los cuales ya muestran debilidad tras un paro preventivo de la actividad económica.
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Desde la entrada en vigor de una cuarentena domiciliar obligatoria (el 21 de marzo) actividades como comercio, restaurantes y hoteles; industria manufacturera, construcción y servicios profesionales, se encuentran paralizadas, todos estos sectores en conjunto representan cerca del 50 % del Producto Interno Bruto (PIB)y además son el origen del 67% de la recaudación fiscal.
El Ministerio de Hacienda ya estima una pérdida de ingresos fiscales por el orden de los $400 millones (1.5 % del PIB), una situación que complica a las crecientes demandas sanitarias y de alivio económico que requieren de refuerzos presupuestales adicionales en un rango entre el 3.8 %– 6 % del PIB.
Baja de remesas y derivados del petróleo
El Banco Central de Reserva (BCR) estima que por cada punto porcentual que se contrae la economía de EE. UU., la economía de El Salvador se contrae en 0.8 puntos porcentuales.
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Aparte del impacto en el crecimiento derivado de los efectos en EE.UU., los canales de transmisión que afectarían serian una baja en las remesas la que tiene una estimación inicial de entre -5 % y -11 %.
“Una caída en el precio del petróleo es, por si sola, netamente positiva para la balanza de pagos. El precio del crudo ha caído más de 60% desde el inicio del contagio en China, y la importación de petróleo y derivados representa aproximadamente el 15% de las importaciones de bienes totales en El Salvador”,destaca el informe.
La factura petrolera podría reducirse entre $400 y $900 millones (1.5% -3.4% del PIB).
Sin embargo, alerta sobre el futuro de la balanza de bienes, ya que el efecto en en cadenas de valor y suministros podría afectar la producción local y algunos rubros exportadores.