Ya pasaron los días, ya hubo suficiente tiempo para digerir la derrota, nos guste o no nos guste ya tenemos presidente electo y tenemos que empezar a aprender a vivir con esa idea.

Yo no voté por él. Personalmente estaba convencido que la mejor opción para salir de este desastre que nos hereda el FMLN era Carlos Calleja y Carmen Aída Lazo. Pero no se pudo lograr. Hay que reconocer que Nayib Bukele ganó limpiamente, y para aquellos que creemos en la democracia, es un resultado que tenemos que respetar, aceptar y apoyar.

Hoy nos toca pedirle a Dios que Nayib haga un buen gobierno, es justo darle el beneficio de la duda, sobre todo, si creemos que nada puede ser peor a lo que hemos vivido estos últimos diez años. Pero sobre todo es necesario pedir con fe y esperanza que lo haga, porque ya no podemos darnos el lujo de perder cinco años más.

Si Nayib Bukele gobierna bien, ganamos todos; si no madura, si no se rodea de gente capaz, si no puede dejar sus egos personales, perdemos todos; por eso es importante que nos unamos para ayudarle a gobernar; no a través de un puesto en el Gobierno, sino desde nuestra casa, nuestro trabajo, nuestro diario vivir, nuestro metro cuadrado.

¿Podemos ayudarle con oraciones? Sí. Pero también con sugerencias, con propuestas, con solicitudes concretas; tenemos que pedirle que aprenda a escuchar a todos; tenemos que exigirle que entienda que a partir del 01 de junio va a ser mi presidente, tu presidente, nuestro presidente, el presidente de todos los salvadoreños; ya no va a ser solo el líder de Nuevas Ideas o el hijo adoptivo de Gana.

Tiene que comprender que de ahora en adelante cada una de sus palabras, de sus presentaciones, de sus decisiones en política exterior, va a tener consecuencias positivas o negativas para todos. Si se hunde la popa, se hunde la proa, no puede esperar que el barco siga a flote si le falta alguna de sus partes. Y el calado de nuestro barco ya está bastante deteriorado.

Tiene que saber darle vuelta a la página. Lo sucedido hasta el 30 de mayo va a ser historia, gracias a Dios; a partir del 01 de junio recibe un libro en blanco para que continúe escribiendo la historia de nuestro país y las esperanzas están puestas en esa pluma. Que dentro de cinco años todos podamos decir: “Que buen Presidente tuvimos” y no, como en esta década perdida, que decimos: “Gracias a Dios la pesadilla terminó”.

Primer consejo: Ya no mire para atrás Presidente, no vale la pena; fije su mirada en el futuro; ya no se desgaste señalando errores, mejor muéstrenos sus planes, sus sueños para devolverle la grandeza a nuestro país. ¿Cuál es su hoja de ruta?, ¿cuáles serán sus primeras acciones?, ¿qué debemos esperar para los primeros 100 días?, ¿cómo visualiza su primer año de gestión? Eso es lo que todos queremos oír, la otra historia ya nos la sabemos de memoria.

Segundo consejo: Rodéese de juventud y de experiencia, pero sobre todo rodéese de honestidad, de ética, de transparencia, de capacidad y de humildad. Cuídese de no quedar atrapado, pegado a las mieles del poder, porque todo en esta vida es pasajero y entre más alto se vuela, más duele la caída. Viva las palabras que les decían a los grandes guerreros en la antigua Roma: “Recuerda Hombre que eres mortal”.