Nayib Bukele se afilia al FMLN, sin ser obrero ni tampoco proletario, no participa en la lucha de clases, la cual es una contienda, que supone en última instancia una lucha por el poder. Tampoco forma parte de células que son de la estructura del partido FMLN, por ser parte de su organización y actuación política. Nayib Bukele ingresó al FMLN por vínculos familiares y de amistad con altos dirigentes del FMLN, razón por la cual nunca se identifico a plenitud con los principios doctrinarios e ideológicos del FMLN, nunca puso en práctica los fines y objetivos estratégicos de dicho partido, lo que sí hizo fue actuar en beneficio de sus intereses personales, ocupando la plataforma política del FMLN para ocupar cargos municipales, Nuevo Cuscatlán y San Salvador.

Nayib Bukele no es tampoco un combatiente de vanguardia, sino por el contrario, ha demostrado en el devenir político que su interés es buscar beneficios personales y ocupando al FMLN como trampolín para escalar posiciones políticas propias, y después se burlo de las autoridades del FMLN, incluso del presidente Sánchez Cerén, habiendo llegado públicamente a retarlo sobre diferentes puntos y asuntos políticos, poniendo en evidencia la experiencia revolucionaria y política del funcionario, así también desprestigio al FMLN. Pone en evidencia e incluso en el ridículo la unidad política, principios de voluntad y de acción, trastoca la disciplina del partido del FMLN y en el más estricto sentido de la palabra, los traiciona y se burla de la inteligencia política de sus dirigentes, en especial de la comisión política.

Asimismo, cuestionó los intereses fundamentales, de la razón de ser de la Constitución del partido y su razón histórica. Nayib Bukele, con su movimiento político Nuevas Ideas, ataca la vanguardia que mantiene un contacto estrecho con las masas, y deslinda para que no reconozcan la dirección de la comisión política del FMLN, en cuanto a su crédito moral y político, casi propone que el FMLN desaparezca del mapa como partido político y en todo caso se divida en tendencias, y que cambien incluso su ideología convirtiéndose en un partido social-demócrata, y no sólo es eso sino que jala correligionarios, esto es grave, porque no hay que olvidar que un partido revolucionario, no puede convertirse en un grupo de tendencias; esto queda comprobado con las recientes elecciones legislativas y municipales de marzo de 2018, llamando a los militantes a que no votaran, provocando ausentismo electoral.

Nayib Bukele, puso en la picota para derrumbar al FMLN el resultado del conflicto armado, la más preciada conquista para el FMLN el cual es la incorporación del FMLN como partido político mediante decreto legislativo en el escenario nacional, el cual es admitir en el sistema político el pensamiento de izquierda, que siempre estuvo proscrito y excluido al no admitir doctrinas anárquicas y contrarias a la democracia por la Constitución política.

Las estructuras y la cúpula del FMLN nunca pensaron en que Nayib Bukele pudiera llegar a ser candidato a la presidencia de la República, por calificarlo en todo momento como una persona impulsiva y no confiable, por haber identificado sus características, similares a la de un representante anterior del partido, que les hizo la mala jugada de defraudarlos y traicionarlos.

La lectura ideológica que se puede hacer de Nayib Bukele es a través de sus declaraciones, en la cual se ha determinado que está de acuerdo con el pensamiento político del FMLN antiguo, lo cual lo hace autocalificarse como un hombre de izquierda, por estar de acuerdo con los principios, dogmas, programas y objetivos antiguos; es decir que tiene una identidad partidista dentro del marco ideológico, no obstante el hecho de ser soberbio y querer jugar con sus propias reglas, lo vuelve una persona no confiable, al contrario, se vuelve vulnerable.