Ecuador con sus elecciones presidenciales y legislativas del último domingo inauguró la agenda electoral latinoamericana 2021, después de un tórrido periodo en el que fueron pospuestos diversos procesos electorales. Le seguirán elecciones presidenciales y generales en Perú, Nicaragua y Honduras; además de cinco elecciones legislativas, municipales -en otros de gobernadores- en: El Salvador, Bolivia, Chile, México, Argentina, Venezuela.

Las elecciones son una herramienta democrática para el ejercicio de derechos, aun en el contexto de la pandemia, muy útil para que la ciudadanía ejerza el control y con ello premiar o descalificar la efectividad de gestión gubernamental y frenar los abusos autoritarios. La celebración de estos multitudinarios procesos electorales durante esta prolongada emergencia, constituye una admirable proeza de autoridades, técnicos y trabajadores, y un encomiable esfuerzo ciudadano considerando los potenciales riesgos de contagio.

Con su elección la sociedad ecuatoriana intenta cerrar un ciclo de descontento y rechazo con el gobierno de Lenin Moreno, quien de acuerdo al comentario público asumió la bandera de continuar el ideario progresista de las gestiones del expresidente Rafael Correa, abandonando inmediatamente su compromiso, con un escandaloso giro hacia un modelo neoliberal de derecha.

Esta primera vuelta coloca en franca ventaja a Andrés Arauz candidato de la alianza “Unión por La Esperanza”, respaldado por el expresidente Correa. Con el 99.1% de actas procesadas encabeza la elección con un 32.09 % de votos; su más cercano competidor Yaku Pérez del Movimiento Pachakutik tiene el 20.01%; técnicamente empatado con el banquero conservador Guillermo Lasso de la Alianza CREO, con el 19.54% de los sufragios.

Dieciséis fórmulas presidenciales compitieron en primera vuelta, el cuarto lugar era encabezado por el empresario Xavier Hervas del partido Izquierda Democrática de corte social demócrata alcanzando el 15.97%. Es novedoso que las tres fórmulas de izquierda, progresistas, juntas alcanzan más del 68% de los votos reflejando la tendencia a la izquierda de la sociedad ecuatoriana. También refleja las dificultades de alcanzar acuerdos mínimos que les hubiera permitido una segura victoria sin tener que llegar a la segunda vuelta.

Las 16 candidaturas presidenciales -varias son alianzas y coaliciones- caracteriza la atomización del sistema partidista ecuatoriano, las dificultades para alcanzar entendimiento político entre las fuerzas, así como la excesiva laxitud en las reglas para la inscripción de nuevos partidos y movimientos políticos. Esto puede justificar una calistenia democrática que aporta amplitud de opciones, pero también es un freno que puede dificultar la gobernabilidad.

Para las misiones de observación electoral el trabajo del Consejo Nacional Electoral ha sido ejemplar, aseguró condiciones básicas para proteger al electorado de posibles contagios. El desplome en una hora aproximadamente para el inicio de la jornada pudo ser por las dificultades de aprendizaje de la capacitación virtual al cuerpo electoral y por la carga adicional del paquete de bioseguridad, junto a las complicaciones de administrar la ejecución de dicho protocolo. El Plan General de Elecciones del Consejo logró generar confianza de salir a votar aun con la amenaza viral, en un país que ha tenido un cuarto de millón de contagios y más 15 mil fallecidos. Además, garantizó el soporte tecnológico para el funcionamiento óptimo del proceso electoral, contribuyendo a la integridad, oportunidad y transparencia de los resultados.

Proveyeron los recursos necesarios para desinfectar los accesos de los centros de votación y persuadir el cumplimiento del protocolo de bioseguridad, aunque de acuerdo al sector social donde se ubican los recintos de votación eran visibles las diferencias de calidad del equipamiento de control de temperatura -donde hubo-, bandejas y alfombras de pateo y visores protectores. Resultado del aporte y autogestión de los integrantes del cuerpo electoral, las aglomeraciones fuera de los centros de votación fueron aliviadas por la función ejemplar de policías de tránsito que en la mayoría de casos mantuvieron despejados los accesos al menos una cuadra libre de vehículos en tránsito o estacionados, y la prohibición absoluta de ventas ambulantes en el perímetro de centros de votación.

El 11 de abril es la cita para la segunda vuelta, seguramente se incrementará la polarización entre los contendientes buscando convencer a 13 millones de electores de los que en esta primera ronda votó el 81%. Hay muchas cosas que aprender y poner en práctica.