Hace poco le regalé una pequeña estatua de la Justicia a mi esposa, el objetivo es para que su oficina jurídica se vea mucho mejor; sin embargo, me dice tajantemente “Esta justicia está golpeada”. Tiene razón, parece que en El Salvador estamos retrocediendo con la democracia y con la justicia. No queremos llegar a tener un Estado de facto, todos anhelamos tener los mismos derechos, todos anhelamos tener una justicia sin distinciones.

Desde el 9 de febrero del año 2020 se quiso eclipsar la democracia y, desde el 1 de mayo del 2021 se logró terminar con una democracia que, costó lágrimas, sangre, luchas y guerras, para recuperarla. El Salvador, al igual que sus países hermanos de Centroamérica cumpliremos 200 años de independencia; sin embargo, no se realizará tal celebración como lo esperábamos. No estamos unidos. Todo por tener a vecinos con dictadores como Ortega y compañía (su esposa).

Me he divertido leyendo en otros artículos de opinión cuando incorporan códigos como: “3LQ”, “2RQ”, “5F”, “4R”, etc. El significado se vincula cuando pedimos pupusas. Un salvadoreño sabe bien a lo que me refiere. Con respecto a la democracia, en El Salvador se han ido moviendo las piezas de una democracia joven, la cual, la perdimos. Se perdió la independencia judicial y la separación de poderes.

Las fechas: “1J” (1 de junio de 2019), el presidente de El Salvador juró respetar la Constitución; sin embargo, ese mismo día empezó a cambiar la historia que nadie se esperaba. Además, rompió los protocolos e hizo jurar al pueblo. Ese fue un llamado al tipo de gobierno que tendríamos. El “9F” (9 de febrero del 2020), sirvió para asustar, tanto a los salvadoreños como a la comunidad internacional, que el poder se puede obtener con un golpe de Estado. La Asamblea Legislativa fue testigo de ello. El “1M” (1 de mayo de 2021), fue el disparo letal hacia la democracia salvadoreña. Los diputados de Nuevas Ideas impusieron nuevos magistrados de la Sala de lo Constitucional y al Fiscal General, todo a su medida.

El “31A” (31 de agosto de 2021), se reformó la Ley de la Carrera Judicial, en donde se pretende cambiar a todos los jueces mayores de 60 años. Veremos qué sucede. El objetivo es tener el control total de la justicia. Con respecto a las 262 alcaldías, se evidencia que también quieren controlar la autonomía que tienen los concejos municipales.

Los colores azul y blanco se cambiaron a uno casi negro, el escudo de la República de El Salvador tuvo transformaciones, etc. Solo falta que se cambien todos los símbolos patrios, que amanezcamos en un día nublado de invierno con un nuevo himno nacional, con una nueva oración a la bandera, entre otros cambios que vendrán. El “3S” (3 de septiembre de 2021), los magistrados de la Sala de lo Constitucional avalaron la reelección de Nayib Bukele. El “7S” (7 de septiembre de 2021), amanecimos con la criptomoneda “bitcoin”, la cual fue rechazada por la mayoría de los salvadoreños. ¿Tendrá esa moneda futuro en El Salvador?

El 7 de septiembre el pueblo salvadoreño protestó por la ley de la nueva moneda llamada bitcoin y por la resolución de remover jueces. Estas y otras protestas se dieron en el pasado. Todo lo que al pueblo no le ha gustado, lo ha manifestado en las calles. El “15S” (15 de septiembre de 2021), será el día en que el vicepresidente de la república Félix Ulloa presente al pueblo las reformas a la Carta Magna, o, mejor dicho, una nueva Constitución de la República de El Salvador.

Los pasos para terminar con la democracia salvadoreña no son un buen augurio. Para que El Salvador avance debe de haber democracia, se debe tener a los tres Poderes del Estado trabajando independientemente, se debe tener una Ley de Acceso a la Información para poder saber qué hacen los gobernantes con el erario salvadoreño. El orden Constitucional no puede perderse e la noche a la mañana. Solo falta ver los famosos referendos.

Cuando se pierde la democracia el pueblo se desespera y protesta; no es un juego, ya hemos visto a otros países que perdieron las garantías constitucionales. En conclusión, se debe preservar la democracia, respetar la integridad e independencia judicial y, por ende, respetar la Carta Magna.