El presidente Nayib Bukele será juramentado esta mañana y con ello avanzamos como país en otra etapa de nuestra vida democrática. El nuevo mandatario tendrá que enfrentar desde hoy toda la problemática heredada y buscar soluciones que alivien y mejoren la vida de todos los salvadoreños.

Los salvadoreños están a la expectativa de un cambio de rumbo después de varios quinquenios bastante opacos y en los que el país ha tenido retrocesos económicos y de seguridad muy evidentes.

Generar empleos, atraer inversiones, crear un clima de negocios con predictibilidad, mantener un ambiente de armonía con la diversidad de la sociedad, serán siempre una buena fórmula para reencontrar la senda del progreso y prosperidad que tanto necesitamos, reduciendo así los problemas de seguridad y de migración que sufrimos.

En tiempos de turbulencia en Centroamérica, el presidente Bukele debe mantener a El Salvador como un ejemplo de estabilidad e institucionalidad, Estado de Derecho y una nación donde se respetan los derechos y libertades fundamentales.

No hay cheque en blanco para ningún Gobierno y será normal que se le critique, pero la sociedad debe tener una postura constructiva y tender puentes para revertir esa visión pesimista que los últimos gobernantes han inyectado en la población.