Después de algunos capítulos que figuran entre los episodios más intensos y espectaculares de su andadura, “Game of Thrones” echa este domingo el cierre a su séptima y penúltima temporada con la vista ya puesta en el desenlace de esta arrolladora serie de fantasía épica.

La superproducción de HBO continúa gobernando con mano firme la pequeña pantalla y poco importó a sus fans que esta temporada retrasara su estreno unos meses por cuestiones de producción, ya que la respuesta de los espectadores confirmó que “Game of Thrones” continúa siendo la reina de la televisión actual.

Con un episodio titulado “El Dragón y el Lobo”, la serie basada en las novelas de George R.R. Martin concluirá este domingo su séptima temporada, la más breve de “Game of Thrones”, con sólo siete capítulos, pero en la que sus creadores han pisado el acelerador para preparar la trama final de las aventuras en Poniente.

(Advertencia para los seguidores que no llevan la serie al día: este texto incluye detalles relevantes de la trama).

Frente a otras temporadas en las que la serie se enredaba en historias secundarias o en presentar nuevos personajes, los últimos capítulos de “Game of Thrones” han tenido pocos minutos de relleno y muchos momentos de los que cortan la respiración, como si de repente la serie fuera, por primera vez, consciente de que su final está más cerca de lo que creía.

Daenerys (Emilia Clarke) se ha subido, definitivamente, a los lomos de sus dragones para comandar a sus ejércitos en varias batallas, como en la que casi acaba con la vida de Jaime Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) a base de tremendas llamaradas.

Además, “la madre de dragones” se vio las caras, por primera vez, con Jon Snow (Kit Harington), un esperadísimo encuentro para los fans entre dos de los personajes más carismáticos de “Game of Thrones”.

La relación entre Daenerys y Snow, más allá de la evidente tensión sexual que existe entre ellos, fue crucial en el combate que tuvo lugar más allá del Muro y en el que los Caminantes Blancos mostraron que siguen siendo la amenaza más sombría en el mundo de “Game of Thrones”.

Como si se tratara de una nueva versión de “Los siete samuráis” de Kurosawa, Snow se rodeó de un equipo de elite, en el que destacaban Jorah Mormont (Iain Glen) y Tormund Giantsbane (Kristofer Hivju), para adentrarse en las gélidas tierras donde les esperaban hasta osos zombis.

Como un gol en el minuto de descuento, Daenerys apareció para rescatarles “in extremis” pero la primera gran lucha del invierno de “Game of Thrones” se saldó con una importante baja: la de su dragón Viserion, caído en batalla y que ahora forma parte de las temibles tropas de los muertos vivientes.

Por otro lado, Invernalia ha sido el escenario de la reunión de los supervivientes de la Casa Stark, todo un mérito después de siete temporadas en los que esta familia sólo ha padecido persecuciones, torturas y asesinatos.

Arya (Maisie Williams), cada vez más letal con la espada, se reencontró con sus hermanos Sansa (Sophie Turner) y Bran (Isaac Hempstead Wright), pero la modesta alegría de los Stark aparece amenazada por los tejemanejes de Lord Baelish (Aiden Gillen), siempre hábil en el arte de meter cizaña y de pescar en río revuelto.

Mientras, otra experta en traiciones y venganzas como Cersei Lannister (Lena Headey) continúa conspirando por su cuenta para conservar su poder en el Trono de Hierro.