La función pública es una de las mayores responsabilidades que una persona puede asumir, porque significa representar a la población en el ejercicio del poder público, pero sobretodo tener el poder de tomar decisiones de política pública que impactarán, para bien o para mal, la vida de las personas. Tan grande es la responsabilidad que deberíamos esperar que quienes participan en ella tengan conocimientos de cómo se divide el poder público, de cuáles son las funciones de cada poder y de cada institución estatal y de cómo lo público debe utilizarse para garantizar los derechos de todas las personas.

Los períodos electorales no dan tregua en El Salvador y, otra vez, estamos en ese afán, incluso en medio de una pandemia. De cara a las elecciones legislativas y municipales del próximo año, los partidos políticos han realizado o están por realizar sus procesos de elecciones internas. Otra vez y lastimosamente, la mayor parte de la oferta pre electoral deja mucho que desear. Es así que entre las pre candidaturas de todo el espectro de partidos políticos encontramos desde personajes nefastos de la historia de nuestro país, que apelan a nuestra falta de memoria para ejercer nuevamente la función pública, hasta caras nuevas cuyo conocimiento de lo público se limita a lo que se discute en redes sociales.

¿Por qué mi pesimismo? Lo que he visto hasta el momento son estrategias de publicidad en redes sociales, un desfile de las mejores fotos y videos de personas que buscan postularse para una diputación o para formar parte de un concejo municipal. Todo eso no es más que propaganda, una retórica llena de buenos deseos, buenas intenciones y promesas que sirven para ganar likes.

Toda esa parafernalia poco o nada ayudará a nuestro país, porque hasta ahora la discusión se ha concentrado en el qué, pero no en el cómo.

Cualquiera puede ofrecer que desde una diputación o desde un concejo municipal trabajará por reducir la pobreza, apoyará a los sectores económicos afectados por la pandemia, garantizará el derecho a la salud o a la educación, en fin, cualquier cosa que permita convencer a los potenciales votantes. Eso es fácil. Pero en el proceso actual los y las aspirantes a un cargo de elección popular no deben olvidar decir cómo van a cumplir esas promesas en un país con una situación fiscal tan crítica como la nuestra, y en especial al recordar que con la pandemia esta situación ha empeorado, al mismo tiempo que nuestra economía se desploma y las desigualdades sociales se intensifican.

En el debate electoral resulta fundamental la discusión de la problemática fiscal, y así poder conocer cuál es la postura de las candidaturas legislativas sobre una reforma fiscal, si apoyarían medidas de austeridad y reducción del gasto público o, en cambio, promoverían la implementación de impuestos progresivos y una inversión pública de calidad.

La nueva legislatura será clave para la recuperación económica post pandemia, si el Ejecutivo presentara una estrategia basada en privilegios fiscales ¿los y las aspirantes a diputadas apoyarían esas medidas? Desde el Legislativo ¿cómo se garantizará que todos los órganos del Estado sean transparentes y rindan cuentas sobre el uso de los recursos públicos? En el caso de los aspirantes a gobiernos municipales es necesario conocer cómo se fortalecerá la recaudación de los impuestos y tasas municipales o si la apuesta seguirá siendo la condonación de multas e intereses a los contribuyentes; quienes aspiren a ser parte de una municipalidad deberían dar a conocer sus propuestas de cómo administrarán los recursos del Fodes; o, si en los presupuestos municipales serán prioridad aspectos como la gestión de desechos sólidos o la celebración de fiestas patronales. En fin, el tema fiscal será determinante del rumbo de nuestro país durante los próximos años, por lo que quienes aspiran a ser parte del Órgano Legislativo o de un concejo municipal deberían conocerlo y tener propuestas concretas de cómo abordarlo. Sin esto, cualquier promesa realizada se la llevará el viento.

Finalmente, como ciudadanía debemos reconocer que de la calidad de funcionarios que elijamos en cada ejercicio electoral, dependerá cómo desde lo público se dará respuesta, o no, a las necesidades y derechos todos y todas; para ello debemos empezar a cuestionar a cada aspirante a diputado o alcaldesa, que pida nuestro apoyo, cuáles son sus propuestas concretas en materia fiscal, económica y social. No son discursos, sino acciones concretas las que necesitamos para salir de esta crisis.