Bayer Munich incrementa la ventaja a siete puntos sobre el Borussia Dortmund


 

La pelea entre Haaland y Lewandowski la resolvió Joshua Kimmich, un futbolista como una catedral. Tiene el Bayern ahí a un excelente centrocampista, cuya incidencia en el juego de los bávaros es total porque, además, casi todo lo hace bien. Sin Thiago (lesionado), Kimmich dio sentido a la idea del conjunto de Múnich y encima marcó un golazo al filo del descanso para dejar la Bundesliga del coronavirus a tiro, el Bayern ya le hace hueco en el museo. Sería la octava consecutiva y, con siete puntos de ventaja sobre el Borussia a falta de seis jornadas, parece imposible que se le vaya a escapar. Y mucho menos teniendo a Kimmich.

Sigue costando acostumbrarse a este fútbol con eco, pero lo que se juega en el césped es el mismo deporte, al menos el objetivo no cambia. «Der Klassiker», así se conoce a este encuentro en Alemania, fue un partido entretenido, aunque nada es tan triste como el silencio de un campo de fútbol, y más si hablamos del volcánico Signal Iduna Park. No cuenta para nada el factor local desde que ha regresado la competición y tampoco le valió al Borussia, que tuvo diez buenos minutos para empezar y poco a poco se fue diluyendo. Fue, en esencia, menos equipo que el Bayern, un líder sólido y muy mejorado desde que Hans-Dieter Flick suplió en noviembre en el banquillo al despedido Niko Kovac.

Se sucedieron las ocasiones en las dos áreas, e incluso en este nuevo fútbol da la sensación de que es más fácil generar peligro, pero no había acierto. Haaland, a los 30 segundos, tuvo una clara que salvó en la línea de gol Boateng y Gnabry devolvió el golpe con la misma suerte, pues su disparo lo despejó Piszczek cuando se cantaba el gol. Avisaba Coman, Müller confirmaba que sigue al alza y a los 43 minutos llegó el golazo monumental de Kimmich, una vaselina al más puro estilo Romario para dinamitar la Bundesliga. Pudo hacer más Buerki, dio esa impresión, pero el golpeó fue maravilloso.

El Bayern tuvo controlado el combate mayoritariamente, aunque pasó sus apuros porque dio un paso atrás y concedió alguna ocasión al Borussia. Haaland tuvo una que desvió Boateng con el codo (polémica) y poco después encendió las alarmas al retirarse lesionado y con mala cara. Con el carrusel de cambios, se rompió el ritmo y respiró el Bayern, que reclamó a Neuer cuando era necesario y pudo sentenciar con un remate de Lewandowski al palo. Bastó, sin embargo, ese tanto magistral de Kimmich, un gol que huele a título.