Un juramento colectivo de responsabilidad individual de cada ciudadano, la petición de unidad, el uso de lenguaje de señas, un escenario de Centro Histórico y ninguna mención de meta sobre su programa de gobierno marcaron el discurso del nuevo presidente de la República, Nayib Bukele, pronunciado el 1 de junio.

El gobernante dijo en dos ocasiones que tiene cinco años para cambiar el país y aclaró que el cambio “no vendrá de un presidente” sino de cada uno; e hizo jurar que lucharán contra todo enemigo por ese cambio.

En función de esa búsqueda de cambio, el mandatario le dijo a su público que debe unirse y asumir que le toca sufrir un poco de dolor.

“No vamos a poder salir adelante si no nos unimos... Tenemos que asumir, cada uno de nosotros, nuestra responsabilidad”, “nos toca a todos tomar un poco de medicina amarga, nos toca ahora a todos sufrir un poco, nos toca ahora a todos tener un poco de dolor, asumir nuestra responsabilidad”.

El gobernante, un publicista de 37 años, expresó: “Ahora tendremos un Gobierno del pueblo y para el pueblo”, una frase que se hizo famosa luego de que el presidente estadounidense Abraham Lincoln la pronunciara en 1863 en un discurso de dos horas, en Gettysburg.

Bukele pronunció frases que intentan cargar la responsabilidad a los ciudadanos: “La diferencia es que esta vez el cambio no vendrá de un presidente, el cambio vendrá de cada uno de nosotros”, “debemos de decidir nosotros mismos que debemos dejar de matarnos”, “debemos invertir en nuestros niños”, “la única forma que de verdad podemos salir adelante es si cada uno de ustedes decide hacer lo que le toca hacer”, “juramos que cambiaremos nuestro país contra todo obstáculo, contra todo enemigo, contra toda barrera, contra todo muro”.

Pero el nuevo presidente también pronunció frases que lo comprometen: “Vamos a invertir en megaproyectos”, “vamos a dejarle un legado a los salvadoreños, un legado que no se borre con la historia”, “este no es mi gabinete. Este es su gabinete”.