El presidente Nayib Bukele usó el lunes en el Enade una frase del fallecido presidente estadounidense, Ronald Reagan, para enfatizar sus prioridades: “El mejor programa social es el empleo”. El concepto es absolutamente cierto y compromete a gobierno y empresarios en el mismo objetivo.

Si hay algo que los salvadoreños anhelan son empleos dignos, creados por la empresa privada, inversionistas nacionales y extranjeros. Al salvadoreño le gusta el trabajo y el empresario salvadoreño nunca ha abandonado su país ni aún en los peores momentos de nuestra historia.

Pero el empresario necesita un clima favorable para los negocios, certidumbre, reglas claras, seguridad jurídica. Algo de lo que carecimos la última década en la que los gobiernos de izquierda solían ver a la empresa privada como enemiga y no como aliada necesaria para el crecimiento económico.

El trabajo del Gobierno es crear esas condiciones, reducir la tramitomanía, mejorar las aduanas, los registros, hacer eficiente el gasto público y el cobro de impuestos para invertir en servicios públicos de calidad. El aumento de la recaudación solo será posible con el crecimiento de las inversiones, así que se trata de un círculo virtuoso en la que todos los sectores deben comprometerse para -como dijo el presidente de ANEP- aprovechar la oportunidad.