Terminamos el año recién pasado y no vimos ni un atisbo por parte del Fiscal General de la República, Raúl Melara, absolutamente ningún movimiento, ninguna información, ninguna aclaración, ningún comunicado, nada de nada con relación a las investigaciones y avances sobre el involucramiento de connotados políticos y funcionarios en ejercicio, con grupos criminales, situación que quedó evidenciada totalmente con la publicación que hizo de los vídeos del caso “Operación Cuscatlán”, el Juez especializado de la causa. Como ya dije en ocasiones anteriores, nada que no supiéramos o sospecháramos ya -particularmente en el caso del actual alcalde de San Salvador, quien ya había aparecido previamente reunido con líderes pandilleros, junto a aquél alcalde ya fallecido-, pues aunque se corrían y decían los rumores sobre el involucramiento de altos dirigentes de Arena y del FMLN en negociaciones con estos grupos criminales, con los vídeos difundidos por el juez mencionado, ya no nos quedó la menor duda, aunque dirigentes de Arena se avocaron a argumentar una ensarta de irracionalidades exculpatorias, que lejos de ayudarles en su credibilidad, más los dejó mal parados. Pero bueno, cada uno de los partidos involucrados y los implicados, puede y tiene el derecho a inventarse cualquier disparate exculpatorio, pero las cosas están absolutamente claras, muy claras.

Pero el que no puede andar con diatribas, ni ambages, ni excusas y menos con omisiones inaceptables, es el Fiscal General de la República, pues su obligación y deber legal y Constitucional es precisamente investigar el delito y acusar cuando hayan elementos suficientes que demuestren la posible responsabilidad criminal de un ciudadano o grupo de ellos. Es este el caso del Fiscal Melara. Y no es que yo le deba o tenga que decir cuándo acusar o no a alguien, esa decisión es suya, pero esos vídeos y testimonios brindados en el proceso penal de la mentada “Operación Cuscatlán” no son cualquier cosa, son elementos probatorios que la representación fiscal presentó para poder lograr las condenas de los implicados -como al final ocurrió con la mayoría de ellos-, por lo tanto, dichas pruebas le merecen plena y absoluta fe de total veracidad al Fiscal General, y si ello es así, porqué las mismas no le han hecho total FE al Fiscal Melara para proceder a realizar las acusaciones correspondientes contra esta ensarta de políticos apátridas, mentirosos, engañadores profesionales, desalmados del pueblo y traslucidos de sus cargos, que negociaron con criminales pandilleros y les ofrecieron cualquier cantidad de prebendas a cambio de “favores electorales”, sin importar que ello podría redundar en sangre, dolor, luto y muerte de cientos de miles de salvadoreños, víctimas de estos salvajes criminales.

No Fiscal General, no se equivoque, estos hechos no son cualquier cosa, usted debe tener claro que hemos pasado la página de un pasado plagado de impunidad y de Justicia selectiva, adonde habían quienes si podían ser sujetos de acusaciones y acciones penales y habían otros que se consideraban intocables. Ese momento en nuestra historia ya pasó, y no sé cómo exactamente usted quiere pasar a la historia y ser recordado como Fiscal General, ¿como aquel que aplicó la Justicia selectiva y sirvió de “tapadera” de los que se creían y creen intocables, como muchos de los fiscales que le precedieron -y por no haber comprendido que había un cambio de era los dos últimos fiscales, uno está preso y el otro asilado en el exterior-? ¿O quiere pasar a la historia como un Fiscal General que se dedicó a cumplir a cabalidad con su mandato constitucional y procedió a acusar a quien debía, sin importar que perteneciera a grupo, estamento, facción o partido político alguno? ¿Cómo quiere ser recordado Fiscal Melara? Porque una cosa le voy a decir, yo a usted lo considero un hombre de principios, íntegro, de principios sólidos en términos de legalidad, no me haga pensar que esos principios pudieran ceder ante algunas “presiones” de grupos de interés que le puedan estar pidiendo “favores” para que no proceda en este caso. Esos grupos no lo van a ayudar cuando la voluntad popular elija una nueva Asamblea Legislativa y un eventual nuevo Fiscal General, y este, esté orientado a investigar porqué no se hicieron las acusaciones de esta colección de traidores y victimarios del pueblo que transaron con sus criminales verdugos. Recuerde el refrán popular: “mal paga el diablo a quien bien le sirve”. Póngase del lado de las víctimas, del lado de los ofendidos, del lado del pueblo, y presente esa solicitud de desafuero de ese indigno diputado expresidente de la Asamblea Legislativa y presente las acusaciones correspondientes de los demás implicados en esas torcidas y perversas negociaciones con criminales -pues los alcaldes no gozan de ningún fuero constitucional, ni exministros del anterior gobierno. ¡Cumpla con su deber Fiscal Melara!