Cuando el país experimentaba una crisis los salvadoreños en el exterior enviaban remesas para reducir el impacto en sus familiares. Sin embargo, la pandemia afecta a todas las economías, incluyendo a Estados Unidos. / DEM


La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que la recuperación de la caída en las remesas por el choque del COVID-19 podría demorarse entre cuatro y ocho años.

La agencia de Naciones Unidas, con sede en Santiago de Chile, prevé que el flujo de remesas se contraiga entre un 10 % y 15 % en América Latina y el Caribe. Adicional a ese impacto, la situación se agrava porque podrían pasar entre cuatro y ocho años para recuperar a los niveles de 2019, indicó Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL.

El ingreso de remesas en El Salvador representa cerca del 20 % del Producto Interno Bruto (PIB), con resultados que compiten muy de cerca con las exportaciones del país. En 2019, los envíos de los salvadoreños migrantes representaron $5,650 millones mientras que las ventas de bienes al mercado internacional al término del año pasado llegaron a $5,943.3 millones.

“A parte del peso de las remesas en el PIB, tenemos el problema que entre el 80 % y 90 % es utilizado para cubrir necesidades básicas de los hogares receptores: alimentación, salud y educación. Su contracción trae fuertes repercusiones no solo para las economías vulnerables sino para los hogares pobres”, indicó la ejecutiva.

Ante la paralización de la economía estadounidense y el incremento de desempleo, El Salvador ya comenzó a sufrir el impacto con una caída en las remesas durante marzo en 10.6 %. Las estadísticas del Banco Central de Reserva (BCR) indican que los envíos de la diáspora en el exterior alcanzaron en el tercer mes del año $439.5 millones, fueron $52.5 millones menos que los $492.1 millones reportados en el mismo mes de 2019.



Una caída más profunda

Un estudio publicado ayer del Banco Mundial, en tanto, prevé que las remesas en enviadas por los migrantes reporten este año una contracción “sin precedentes” de hasta el 20 % en todo el mundo. La caída esperada por el organismo financiero será “la más abrupta de la historia reciente” y depende, explicó, del desplome de los salarios y el incremento del desempleo de los trabajadores extranjeros en las economías remitentes.

El organismo proyecta que las remesas para los países de ingreso bajo y mediano alcancen una caída de $445,000 millones (19.7 % de contracción). “La recesión económica provocada por el COVID-19 está afectando gravemente la capacidad de enviar dinero a los hogares de origen y, por eso, es aún más urgente que acortemos el tiempo que llevará la recuperación para las economías avanzadas”, indicó David Malpass, presidente del Banco Mundial.

La caída proyectada es de 27.5 % para Europa y Asia central, seguida de un 23.1 % para África del sur y Asia meridional. Por su lado, en Oriente Medio y en el norte del continente africano la reducción sería de 19.6 %, mientras que en América Latina y el Caribe se espera una baja del 19.3 %.