Los servicios funerarios, que se volvieron más demandados en 2020 por la pandemia del covid-19, generan ingresos por más de $300 millones anuales, reveló una investigación de la Superintendencia de Competencia (SC).

El estudio incluyó principalmente a los agentes económicos que operan en el Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), donde se encuentra registrado el 36.2 % del total de funerarias inscritas a nivel nacional.

En El Salvador, las empresas de servicios mortuorios se clasifican como “pompas fúnebres y actividades conexas”, un renglón que incluye a todos los agentes económicos que se dedican a la preparación de una persona desde su fallecimiento hasta su inhumación o cremación.

La investigación identificó que este rubro representó el 1.5 % del Producto Interno Bruto (PIB, producción de bienes y servicios) entre 2010 y 2020, equivalente a ingresos de $338.5 millones.

A partir de las estadísticas del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), la Superintendencia señala en su estudio que en 2020 había 124 empresas dedicadas a esta actividad, que generaban 1,652 empleos y representan el 0.2 % del total de empleos formales en la economía salvadoreña.

La Superintendencia señaló en su estudio, presentado ayer junto a la Defensoría del Consumidor, que en el sector funerario existe principalmente una limitante por la alta rivalidad empresarial, esto porque en el mercado hay muchas empresas informales que ofrecen los servicios, pero no cuentan con las autorizaciones para funcionamiento.

Preferencia al entierro.

En el Gran San Salvador, la oferta privada de entierros es atendida por cinco complejos funerarios: Los Cipreses, Funerales Las Flores, La Auxiliadora, Corporación Montelena, y Parques y Jardines Cuscatlán.

La investigación concluye que estos agentes operan con una disponibilidad holgada en el número de nichos vacantes, pues, en los últimos seis años, las ventas han representado 7.2 % de la oferta disponible en sus parques memoriales.

Los datos proporcionados por los agentes revelan que las familias salvadoreñas prefieren los entierros tradicionales que las cremaciones, aunque este último servicio se ha duplicado en los últimos cinco años.

Solo en 2020, las funerarias atendieron 3,320 entierros tradicionales en la zona metropolitana mientras que las cremaciones alcanzaron 501, es decir, por cada cremación se realizan seis inhumaciones.

A nivel nacional, el 64 % de los parques memoriales es administrado por municipalidades y el resto por personas naturales o jurídicas. La diferencia en los precios ofertados entre ambos proveedores es significativa, de hasta nueves veces más caros en los complejos privados.

La investigación cita que en el cementerio de Santa Tecla un nicho a perpetuidad tiene un precio promedio de $204, mientras que en los privados cuesta $3,450. En la municipalidad de Antiguo Cuscatlán, el lote de cuatro espacios para un entierro tradicional ronda los $848.6, pero en el sector privado pueden costar hasta nueve veces más caros.

Antes de la investigación poco se conocía de este sector


1.- Ubicación
El 46.4 % de las empresas con servicios mortuorios se concentra en el municipio de San Salvador, 20.8 % en Santa Tecla, 11.9 % en Antiguo Cuscatlán, 11.3 % Soyapango, etc.

2.- Repatriación
El servicio de repatriación de cadáveres es el más caro, un plan puede costar entre $7,450 a $9,670. El precio puede variar si incluye asesorías, realización de trámites o velación.

3.- Paquetes
La investigación de la Superintendencia no encontró diferencia significativa en el precio de los paquetes de compra anticipada con los de emergencia.