El Tribunal Supremo Electoral informaba esta semana que tiene en trámite diez partidos políticos en organización, probablemente el número más grande de institutos en formación al mismo tiempo.

El pluralismo político es vital para una democracia, muestra la fortaleza de sus libertades, la diversidad de los pensamientos que conviven en una sociedad por muy antagónicos que sean, amparadas en un Estado de Derecho que les garantice respeto, tolerancia y validez a sus opciones y propuestas.

El número de partidos en formación es elevado y probablemente sea un reflejo de la crisis provocada por el desplome de los dos partidos tradicionales, Arena y FMLN, que entraron en declive tras las derrotas electorales de 2019 y 2020, con lo cual la inquietud de muchos sectores es formar partidos políticos que contribuyan a la alternabilidad democrática.

El riesgo de la proliferación de los partidos políticos es la atomización del voto, pero sin duda es mayor riesgo el hecho que no hubiera alternativas como sucede en sociedades autoritarias como Corea del Norte, Cuba o Nicaragua, donde los partidos opositores están proscritos.

Toda opción política que aspire a participar en el juego democrático, enriquece la diversidad en sociedad, enriquece las propuestas, genera condiciones para expresar y defender líneas de pensamiento diferentes intereses, posiciones y propuestas de distintos grupos sociales, que buscan representatividad política y eso siempre será para un país que en el pasado pasó por experiencias traumáticas, fraudes electorales y regímenes militares que al final derivaron en la guerra civil. Bienvenida la pluralidad que esperemos desemboque en opciones democráticas sanas para el país.