Un diminuto virus ha hecho más daño a la economía mundial que un gigantesco misil balístico intercontinental y arrasa cual bomba nuclear la actividad laboral y el ingreso, amenazando con generar hambre a la mitad del mundo.

El empleo nunca se había visto más amenazado que nunca en el último medio siglo en el mundo y El Salvador no es la excepción. Lo vemos en empresas grandes y pequeñas. Lo vemos en industrias como la construcción y lo vemos en la agricultura y la ganadería. Desde el odontólogo que no puede atender a sus pacientes hasta el comerciante más pequeño que no puede vender sus productos en un puesto callejero, la pandemia afecta transversalmente a toda la sociedad. Evidentemente esto también genera otras preocupaciones, retrasos en cuotas bancarias, en servicios básicos, en el pago de proveedores, en el pago de colegiaturas, para donde miremos, todos los aspectos de la vida como la hemos conocido hasta ahora, se ven afectados por el Covid-19 como nadie pudo imaginarlo.

Hoy en el Día Internacional del Trabajo todos tenemos la enorme preocupación de la pandemia y del empleo. Los inversionistas luchando por sacar adelante sus empresas paralizadas y los empleados deseando volver al trabajo y ser útiles para reconstruir nuestra sociedad en esta nueva realidad.