El Salvador le ha apostado fuertemente al turismo tras el final del conflicto armado. Somos un país pequeño que tiene la fortuna de tener todo cerca. El país tiene playas, montañas, lagos, ruinas mayas y parajes atractivos para el visitante nacional y extranjero. Lamentablemente no hemos crecido más por los problemas de seguridad que hemos tenido y ahora la pandemia parece habernos dado una estocada más en el sueño de explotar esta industria.

Las autoridades han reconocido que la pandemia nos ha impuesto un retroceso de diez años en el turismo. Muchos hoteles y restaurantes probablemente no sobrevivirán esta situación. El Ministerio de Turismo estima que, solo por la paralización de la actividad, se perderían en la industria unos $960 millones este 2020. Eso representa no solo la gran pérdida de ingresos sino también de empleos.

El turismo era una de las industrias más dinámicas de la economía salvadoreña y, al término de 2019, dejó ingresos por $1,777 millones ante la llegada de 2.6 millones de turistas extranjeros. Sin duda tardaremos años en recuperarnos mientras no esté controlada la pandemia a nivel mundial o haya una vacuna efectiva.

Es importante que la industria turística tenga acceso a medidas de alivio para poder reactivarse, tener acceso a créditos nuevos y a renegociaciones de préstamos anteriores. El turismo es una apuesta que no se debe abandonar, es el motor económico de la zona costera y de gran parte del país.