Pareciera que el oleaje social y económico de las aguas actuales que rodean a la mayoría de países latinoamericanos, africanos e islas caribeñas; adoptaran el rumbo contrario a una precisa dirección dirigida más a un déficit, que a un progreso real. Tanto en el Norte como en el Sur y el Centro de América Latina e incluso África, exponen claras oleadas de carestía en una significativa porción de la población de cada nación.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, órgano perteneciente a la Organización de los Estados Americanos(OEA) afirma que los elevados índices de pobreza, dan lugar a altos niveles de exclusión social e impide en muchas ocasiones, la participación ciudadana, acceso a justicia y al disfrute de sus derechos socioeconómicos y civiles políticos.

¿Porqué dentro de las prestaciones del Estado de cada República, el sector más vulnerable de nuestra gente recibe muchas veces un inexplicable molesto trato al solicitar distintos servicios en el área de salud, familiar, seguridad, etc?

Según el Banco Mundial, el año pasado, los países de Latinoamérica con mayor índice de pobreza son en el orden respectivo: Venezuela, Honduras, Nicaragua y Bolivia.

Centroamérica es la región con mayor carga de importaciones, junto con el Caribe, porque no cuentan con autosuficiencia energética ni alimentaria; llegando así al aumento del endeudamiento y esto provoca el encarecimiento y falta de recursos. La inseguridad alimentaria de moderada a grave alcanzó el 40.4% de los individuos; es decir, 6.5% más que en 2019.

Dirijámonos a Haití, donde la situación humanitaria empeora para 11 millones de habitantes y más de 4.4 millones sufren de insuficiencia alimenticia. Con base al Banco Interamericano de Desarrollo(BID), Haití es considerado el país más pobre de América Latina. El 60% viven en pobreza y el 24% en carencia extrema. Por ende, 6 de cada 10 personas viven con menos de $2 dólares diarios.

Sin excluir a la hermosa(por sus playas) pero triste Cuba, es necesario mencionar que las personas están exigiendo por justa e indiscutible razón, más libertad y salud, suplemento de necesidades básicas y medicinas. Les han suprimido el Internet para evitar comunicaciones. La gente ya no puede más.

Y ahora, Sudán del Sur, ubicado en África, una nación casi olvidada por completo. Sólo 3,000 kilómetros cuadrados de los 644,000 kilómetros cuadrados están pavimentados. La mayoría de las construcciones son aldeas, una mínima parte hay un par de edificios en la pequeña ciudad. Únicamente existe electricidad en el 10% del país. Varios niños, desde los 9 años, aprenden a utilizar armas potentes y casi todas los intercambios económicos se hacen con ganadería.

Hoy más que nunca, hacemos un llamado urgente a los organismos internacionales y representaciones diplomáticas acreditadas en las regiones antes mencionadas y demás existentes; para que unan esfuerzos y lleven a cabo acciones de cooperación bilateral en los sectores más desfavorables e iniciar la posibilidad de aquellos que nunca reciben ayuda.