Los presidentes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se comprometieron ayer con la integración regional en medio de las múltiples crisis que atraviesa esta parte del mundo, y celebraron el retorno de Brasil al foro.

El encuentro de este mecanismo integrado por 33 países tuvo como protagonista estelar al mandatario brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, que volvió a la arena internacional luego de ganar las elecciones de octubre en su país.

“Brasil está de vuelta en la región y listo para trabajar lado a lado con todos ustedes”, dijo Lula.

“Brasil vuelve a mirar su futuro con la certeza de que estaremos asociados a nuestros vecinos bilateralmente, en el Mercosur, la Unasur y la CELAC”, abundó Lula, que impulsa el retorno de Brasil a los foros internacionales en los que tuvo fuerte presencia durante sus dos primeras presidencias (2003-2010).

Lula aprovechó el evento para “agradecer a todos” por el apoyo a la institucionalidad brasileña luego de la asonada de partidarios radicalizados del expresidente Bolsonaro, que invadieron las sedes de los tres poderes del Estado el 8 de enero en Brasilia.

El anfitrión Alberto Fernández acusó en el discurso de apertura del foro a una “derecha recalcitrante y fascista” de amenazar la democracia en la región, y se refirió en particular a los episodios de Brasilia y al intento de asesinato de la vicepresidenta argentina, Cristina Kirchner, el año pasado, cuyas motivaciones aún se desconocen.

Ausencias.

Otros desertaron a último momento, como Nicolás Maduro. El gobernante venezolano, que fue denunciado ante la Justicia argentina por particulares y organizaciones civiles por violación de los derechos humanos, en un intento de que fuera indagado si llegaba al país, anunció el lunes que no tocaría suelo argentino.

Contexto de tensión regional.

Lula remarcó las “múltiples crisis” que vive el mundo, desde la pandemia al cambio climático, las tensiones geopolíticas y la inseguridad alimentaria, o las amenazas a la democracia. De hecho, la cumbre de la CELAC tiene lugar en un contexto de múltiples crisis internas en los países latinoamericanos, e incluso de tensiones entre vecinos y socios.

La cumbre se cerró con la “Declaración de Buenos Aires”, que reivindicó el compromiso de la CELAC con la democracia, el respeto de los derechos humanos y el multilateralismo.