Si de devoción se trata, las comunidades cristianas alrededor del mundo durante la Cuaresma y, especialmente en Semana Santa, es cuando mayormente muestran el fervor y el fulgor de la religiosidad en la tradición católica.

En El Salvador, uno de los pueblos con mayor tradición y devoción se encuentra en Sonsonate, cerca de las faldas de un volcán que lleva el mismo nombre que el pueblecito: Izalco.

Izalco se caracteriza por mantener la religiosidad cada día del año, transitando y preparando sus calles constantemente con procesiones en honor a diversas cofradías que guardan la fusión de la época precolombina y de la colonia en torno a la devoción de los nahuales, los dioses de nuestros antepasados mezclados con el sincretismo del cristianismo, especialmente del catolicismo, arraigado desde tiempos de la colonia.

Una de las tradiciones más queridas por los izalqueños en el último siglo es la adoración y veneración del “Señor de las Once”.

El Señor de las Once es una Imagen que según los fieles de Izalco es un Nazareno con un rostro conmovedor, que muestra las expresiones de dolor del Señor durante su pasión, que parece incluso llegar más agotado y con una mirada más penetradora al filo de las once durante Semana Santa.

Según cuenta la tradición oral de Izalco, el Señor de las Once fue elaborado en Guatemala hacia finales del siglo XIX, conservando rasgos muy propios de la tierra hermana, principalmente en la técnica de tallado, similares a las imágenes de los Nazarenos tallados por los hermanos Juan y Santiago Ganuza, quienes se caracterizaron por tallar diversos santos del siglo antepasado.

También relatan que las características fueron dadas por la primera familia que albergó en su hogar al Señor de las Once, la familia Barrientos, quienes en Semana Santa prestaban al Nazareno para que lo utilizaran en las procesiones de la Iglesia de Dolores. Es aquí donde toma el nombre de “Señor de las Once”, es decir, “el que sale a las once”, ya que las primeras procesiones realizadas por los Barrientos eran estrictamente a las once de la mañana. Sin embargo, en la actualidad, sucede a la inversa. El Señor llega después de sus procesiones justo a las once de la mañana u once de la noche.

Desde 1955, la imagen del Nazareno de las Once es custodiado en la iglesia y nunca regresó a la casa de la familia Barrientos. Desde ese momento se le encargó a José María Sarmiento el cuido del Señor, así como de la preparación de su indumentaria para las diversas procesiones que tiene durante el año. Siendo tres las principales que realiza durante Semana Santa, el lunes, el miércoles y el Viernes Santo.

Desde esa fecha a la actualidad, han sido tres generaciones de Sarmiento, los que han custodiado al Señor de las Once junto a la Hermandad del Santo Entierro (HSE), quien en marzo pasado recibió su consagración oficial por parte de la diócesis de Sonsonate, siendo un gran gozo para sus fieles.