El Tribunal Supremo Electoral impulsó esta semana el “Pacto de los partidos políticos para la consolidación de la democracia y el sistema electoral en El Salvador”, con la firma de una serie de compromisos y buenas intenciones que esperemos que se cumplan el día de la elección y los días siguientes. Lástima que hubo partidos que no lo firmaron. El procurador de Derechos Humanos, Apolonio Tobar, lo decía de una manera clara ayer al hacer un llamado a salir a votar y respetar las preferencias y los colores de los demás. El funcionario advertía que en la medida que todos nos respetemos, la garantía de una elección limpia y de resultados a tiempo, estará más garantizada.

Recuerdo muy bien que mi padre me subrayó algunos consejos importantes para mi vida, aplicables a temas como la política, el deporte y la religión: nunca fanatizarme, respetar como piensan los demás y jamás recurrir a los insultos ni a los peyorativos contra aquellos que no pensaran como yo. En sociedades tan polarizadas como las nuestras, esas enseñanzas deberían ser tema de conversación en las mesas de todas las familias. Y yo agregaría: no alegrarse del mal ajeno.

Yo no confío ciegamente en esos pactos de buenas intenciones que ya sabemos que dependen de que uno los incumpla, para que el resto de partidos lo incumplan también, pero es importante subrayar como ciudadanos el respeto a los demás, el respeto a las ideas, las preferencias, los colores y las decisiones de los demás a la hora de votar, por muy equivocados que creamos que el otro esté.

Dicho por el gran Benito Juárez: “el respeto al derecho ajeno es la paz”.