Más de 120 países del mundo ya confirmaron la presencia del coronavirus, incluyendo nuestros dos vecinos inmediatos, Guatemala y Honduras. El presidente Nayib Bukele ha pedido un estado de excepción y emergencia como una medida extrema de prevención ante la enfermedad.

Aunque hasta noche aún no había ningún caso confirmado o sospechoso de coronavirus, el gobierno mantiene una prohibición al ingreso de extranjeros y pidió la declaratoria de emergencia y la suspensión de algunas garantías constitucionales debido a la situación.

Un asunto clave es evitar el pánico, la rumorología del dicen que dicen que ya apareció un caso y que luego resulta ser una exageración o un chambre de vecinos. Eso no ayuda en nada al combate ni a la prevención de la enfermedad y crea ansiedades innecesarias en la población que de por sí, y viendo lo que ha sucedido en países como China, Corea del Sur o Italia, ya tiene temores suficientemente fundados.

Las medidas que ha pedido el gobierno en el decreto de Estado de Excepción son fuertes, pero en gran medida comprensibles. El Estado debe tener facultades para enfrentar la emergencia e incluso de limitar la movilidad de personas en el caso que la epidemia estalle y se multipliquen los casos. Esto traerá un gran golpe económico en nuestra sociedad y en el mundo, pero la clave es salvar vidas y reducir el impacto en la salud de los salvadoreños.