Fotografía cortesía de la Embajada de Alemania en El Salvador.


 

El embajador de Alemania en El Salvador, Bernd Finke, llamó la noche de este miércoles a trabajar para que el mundo sea guiado "por la comprensión de que es mucho más lo que nos une que lo que nos divide" y pidió no convertir las redes sociales en teatros de guerra.

"El Muro de Berlín ha desaparecido pero en los últimos 30 años hemos construido muros nuevos y diferentes, no solo de acero y hormigón, sino muros en nuestras cabezas", expresó.

Invitó a todos a esforzarse "por una cultura de empatía y unidad" y a que "caigan los muros, los de acero y hormigón y los de nuestra cabeza".

Señaló que una vida sin internet "es difícilmente imaginable" pero advirtió que también tiene su "lado oscuro" y mencionó discursos de odio, actos vulgares, estigmas, persecuciones, insultos, alrededor de disputas políticas.

Dijo que uno de sus deseos en El Salvador es que "las sociedades no se vean sometidas a la tentación populista de convertir las redes sociales en un teatro de guerra donde la decencia, la veracidad y el respeto a los demás y a los críticos, ya no tengan cabida".

El diplomático señaló que la sociedad suele dividirse entre buenos-malos, amigos-enemigos, pueblo-élito, ricos-pobres, extranjeros-nativos, "nosotros contra los demás".

También insistió en que su país quiere un diálogo constructivo con el Gobierno de Nayib Bukele. "...incluso aquí en El Salvador, donde Alemania ha sido durante mucho tiempo de los mayores socios de cooperación. Con este fin, queremos entablar un diálogo constructivo con el nuevo gobierno y buscar la cooperación con el Sica", expresó, recordando la importancia de la integración.

El funcionario enumeró entre sus deseos de Navidad: que El Salvador sea salvado de la violencia, de la corrupción, de la desigualdad social y de la migración forzada, instando a un diálogo común; y que se respeten los derechos humanos de todos, recordando la prohibición a la discriminación por género, orientación o identidad sexual, discapacidad y en las cárceles "aunque nos resulte difícil defender los derechos de los criminales más graves". "No tengamos miedo de conceder a otras personas derechos humanos fundamentales", afirmó.