La administración Bukele aún negocia con el legislativo un marco legal que dé paso a una reapertura gradual de la economía, paralizada desde el 21 de marzo. / DEM


La economía salvadoreña depende en gran medida de la operación de la actividad informal, rubro que genera siete de cada 10 puestos de trabajo.

Las propuestas de reactivación de la economía hechas por la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN) como por el INCAE Business Schoool sugieren poner especial atención a este sector, que a diferencia de otros rubros en la formalidad, es muy diverso y disperso, y requiere de intervenciones mayores para un regreso seguro.

Everardo Rivera, director general de la ESEN, explicó ayer que, antes de un relajamiento de las medidas y protocolos para evitar riesgos de contagio por COVID-19, es necesario ejecutar campañas de educación que permitan extender el cumplimiento de medidas como el uso de tapabocas, desinfección y distanciamiento social.

En tanto, Roberto Artavia, presidente del consejo directivo del INCAE Business School y Viva Trust, sostuvo la semana pasada que el acelerado deterioro obliga a implementar pronto un plan de reinicio que debe sustentarse en tres pilares: riesgo de contagio, impactos sociales y económicos. “Cuando decimos abrir no es que todo mundo sale a la calle, sino que incluye una serie de protocolos”, dijo.

En el caso del empleo informal, destacó, que este retorno debe estar marcado por una fuerte campaña de sensibilización sobre los protocolos sanitarios. Artavia sostuvo que en la apertura de este sector “ya nos agarró la tarde” y que en ese sentido es necesario una coordinación con las municipalidades para asegurar el extremo de medidas sanitarias junto con las campañas.

Agregó que el regreso a la normalidad tomará muchos meses y como sociedad tendremos que convivir con la pandemia mientras no haya una cura disponible.

Rivera, por su parte, consideró que las campañas deben extenderse incluso a los usuarios por que a veces los riesgos no necesariamente están en los empleados. “Es necesario una educación a nivel de toda la sociedad”, indicó el académico.



Cobertura social

La ESEN en su “Propuesta de reapertura para la economía salvadoreña en cuatro fases. Medidas y recomendaciones” añade que junto con las campañas es necesario impulsar otras estrategias de protección social, ya que el empleo informal carece de apoyos como un seguro médico u otras ayudas en caso de cesantías.

La informalidad tiene varias aristas se estima, por ejemplo, que uno de cada tres empleos del sector corresponde a vendedores ambulantes, mientras que en la zona rural -en el sector agrícola- nueve de cada 10 empleos son informales, contra los dos de cada tres en las zonas urbanas.

Mientras que los riesgos sobre más de 300,000 empleos formales pueden provocar un incremento en sus filas y en el peor de los casos incrementar las cifras de pobreza.

ESEN plantea, que a partir de las experiencias internacionales, se creen medidas de protección teniendo en cuenta las restricciones actuales como brindar apoyo con alimentos, un esfuerzo que el Gobierno de El Salvador ya implementa.

 

Informalidad afecta más a las mujeres

Según la ESEN, el sector informal emplea principalmente a las mujeres. De hecho, se estima que de cada 100 empleos, en mujeres, 75 son del sector.

Recalca que la canasta básica urbana costó, en promedio, $198.90 en marzo, mientras que en la zona rural alcanzó los $145.90. Pero, las canas alimenticias son insuficientes para cubrir necesidades básicas por lo que es necesario identificar riesgos y coordinar apoyos.