Celina Kattan, del MARN, y Berta Olmedo, secretaria ejecutiva del CRRH, en conferencia de prensa este viernes.


El Salvador de nuevo se enfrentaría este 2019 a una sequía, provocada por la presencia del fenómeno de El Niño, anunció este viernes el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y el Comité Regional de Recursos Hidráulicos (CRRH-SICA).

Hoy se presentaron en San Salvador los resultados del Foro del Clima de América Central y del Foro Hidrológico de América Central, en la sede central del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA).

Tras revisar las condiciones atmosféricas y oceánicas actuales, los modelos climáticos concluyen que hay probabilidad de que se desarrolle una sequía meteorológica entre mayo y julio próximo, indicó Berta Olmedo, secretaria ejecutiva del CRRH.

Los modelos climáticos incluyeron una evaluación del comportamiento y estado actual del océano y de la atmósfera, así como el pronóstico de las condiciones oceanográficas para el periodo comprendido entre mayo y julio.

Estos escenarios revelaron que la región centroamericana se enfrenta a una probabilidad del 74 % para el desarrollo del fenómeno El Niño en el próximo trimestre y de 64 % para junio y agosto. Esto provocaría lluvias deficitarias, destacó Olmedo.

El MARN prevé que la época lluviosa comience el 21 de mayo próximo en la zona occidental y algunas regiones del norte del país. En los municipios orientales, las lluvias tendrán un retraso entre la última semana del próximo mes y los primeros 10 días de junio, detalló Celina Kattan, directora del Observatorio Ambiental del MARN.

Explicó que en la segunda quincena de junio hay probabilidad de una sequía meteorológica de débil a moderada en la zona oriental y costera marina, así como para julio en la misma zona.

Temperaturas cálidas en el Atlántico Tropical Norte contrarrestarían hasta "cierto punto" el efecto posible de El Niño, pero "sí estamos viendo déficit (de lluvia) en la mayor parte del territorio nacional", señaló.

La sequía de 2018, considerada como una de las más extremas porque duró hasta 40 días en algunas regiones, se debió precisamente al calentamiento súbito del Océano Atlántico combinado con el calentamiento de las aguas en el Pacífico.