Santiago Deras Ortega (izquierda) fue comandante de la Resistencia Nacional y tuvo que huir de un comando de las Fuerzas Populares de Liberación que intentaban matarlos. / DEM


En su juventud, Santiago Deras Ortega comandaba 75 guerrilleros que combatían en contra de la Fuerza Armada, en las faldas del cerro de Guazapa y zonas aledañas y ayer les dijo a los diputados de la Comisión Política que tiene “muchas historias de la guerra y puede dar muchos testimonios largos” para contar.

Ortega bromea, antes de contar sus historias de guerra en el foro organizado para elaborar la ley de reconciliación nacional, y dice que aunque lleve ese apellido, no es familiar de Daniel Ortega, presidente de Nicaragua.

Los diputados de la Comisión Política y varias víctimas del conflicto armado ríen por la broma de Ortega y dice que, a pesar de haber sido comandante, no va a “cubrir” los crímenes de la guerrilla.

“Yo era el comandante de tres campamentos y de toda la población de la zona. Por dos veces me tocó trabajar la gente de Suchitoto a occidente, cruzar la Troncal del Norte, cruzar el río Acelhuate con 1,500 personas y dejarle libre la zona a los batallones que entraban con los operativos”, relató el excomandante guerrillero.

“La comandancia (de la guerrilla) que estaba en el Palo Grande, en las faldas del cerro de Guazapa, adonde yo me confundía, porque también ellos lo querían obligar a hacer cosas a uno”. Su relato es interrumpido y los diputados le piden que vea con dirección hacia el público para que las cámaras lo enfoquen.

“Ya últimamente nos escondíamos de los dos bandos: del Ejército y de los comandantes del FMLN. Aquí no vamos a cubrir a nadie. Aquí vamos a hablar de los dos bandos. También el FMLN fue cruel, en mi zona masacraron mucha gente cuando la gente inició, a mí me consta, hay gente enterrada y hay un pozo y allí hay de todo. Allí hay soldados, guerrilleros y gente que murió, por el simple hecho que cruzaba la zona donde estaba el conflicto, la capturaban, la mataban y la tiraban a un pozo y otros (cuerpos) se los comían los perros, eso yo lo he vivido”.

El excomandante hace una pausa y sigue: “Y cuando los curas vinieron y empezaron a organizar a la gente, pusieron a los niños aparte, a los adultos aparte y a los jóvenes aparte, dije yo: eso no me huele bien, porque esto no va a tener buen resultado. Así fue. Aquí los dos bandos fueron crueles”.

Luego, dice que él está hablando a “calzón quitado” y espera que nada le ocurra cuando llegue a su casa. Todos los asistentes al foro ríen.

“Cuando hablamos de sacerdotes y aquí que me perdonen los religiosos; pero la iglesia tuvo mucho que ver en estos 75,000 muertos. Yo, yo, yo, personalmente, en esa hacienda que está por San Francisco, en la zona de Suchitoto, yo fui a recoger los primeros cuatro G-3, que este padrecito que lastimosamente murió, el padre Rutilio Grande los fue a dejar allí. Yo los recibí”.

Ante el silencio de los asistentes al foro, el excomandante guerillero les repite: “Yo no me estoy inventando nada”.

Después, vuelve a ver al diputado del FMLN, Catalino Castillo, y relata que una vez tuvieron que huir de un comando de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) que quería exterminarlos.

Los diputados de la Asamblea Legislativa concluyeron ayer el foro de consultas a víctimas y familiares de crímenes. Los diputados buscan cumplir con una sentencia que les exige juzgar crímenes de lesa humanidad y que hayan sido violaciones al Derecho Internacional Humanitario.