Las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero contribuyen al cambio climático y el calentamiento global.


 

Si el mundo no toma acciones radicales para proteger el medio ambiente, el planeta podría calentarse hasta cuatro grados centígrados más a finales de siglo, provocando millones de muertos, aseguró un experto alemán de Greenpeace ayer a la estación televisiva DW.

"Sin acción inmediata, el mundo está en vías de calentarse hasta 4 grados hacia fines de siglo, lo que provocará millones y millones de muertes”, advirtió a DW Sebastian Mang, experto en cambio climático de Greenpeace, en Bruselas.

Los actuales objetivos de la UE, establecidos antes del acuerdo de 2015 sobre el clima, exigen una reducción del 40% del CO2 y otros gases de efecto invernadero para 2030, pero activistas advierten que no bastaría para frenar el calentamiento global a 1,5 grados celsius hasta finales de siglo. Un informe urgente publicado en 2018 por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) demuestra que este objetivo ya está desactualizado.

Quentin Genard, jefe del taller "E3G” sobre cambio climático, con sede en Bruselas, dijo a DW que el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha estado "ejerciendo mucha presión" sobre los líderes mundiales antes de la cumbre de la ONU en septiembre. Los 28 miembros de la Unión Europea (UE) son, en conjunto, el tercer mayor emisor de carbono del mundo, detrás de China y Estados Unidos. Guterres ha insistido en que la UE no llega a la ONU con las manos vacías. "Con la retirada de Estados Unidos, Europa es más necesaria que nunca".

"Es una pena", dice Ska Keller, presidenta del grupo Verdes/Alianza de Europeos Libres, en el Parlamento Europeo, quien lamentó que "la protección de los intereses y el poder de las empresas todavía parece ser más importante”.

El presidente francés, Emmanuel Macron dijo también que 24 países, entre ellos Francia, Alemania y el Reino Unido, han respaldado las emisiones cero de dióxido de carbono para mediados de siglo. Pero después fueron bloqueados por miembros de Europa del Este, incluidos Polonia y Hungría, países que dependen en gran medida de los combustibles fósiles.