La Fiscalía acusa a los cuatro imputados de cometer el crimen con premeditación. / Diego García


En la audiencia inicial realizada en el Juzgado 5o. de Paz de San Salvador, la Fiscalía le confirmó al juez que el agente de la División Élite contra el Crimen Organizado (DECO), Francisco Noel Herrera Merlos, fue ejecutado.

La autopsia revela que murió tras recibir un impacto de bala en la cabeza. La trayectoria de proyectil incorporada al proceso como prueba pericial determina que el disparo fue efectuado de arriba hacia abajo en un claro sometimiento de la víctima.

Los fiscales del caso le expusieron al juez que no les queda la menor duda que el investigador fue ejecutado con dolo por la posición en la que fue encontrado al momento del reconocimiento.

“La trayectoria del proyectil es de arriba hacia abajo, la víctima se encontraba en un nivel inferior cuando se le ejecuta el disparo, estaba sometido”, dijo el representante del Ministerio Público al exponer su acusación.

Según el planteamiento de la Fiscalía, el investigador, junto al inspector Elio Francisco López Aguilar, el expolicía, Manuel de Jesús Valenzuela Lima, Carlos Eliazar Ramírez Aguilar y Daniel Isaac Castillo Recinos, estuvieron departiendo desde la tarde del 19 de octubre y tras una discusión, lo habrían sometido y previo a asesinarlo lo golpearon.

La autopsia revela que tenía laceraciones en las manos que indican que luchó para defenderse de sus agresores, así como el tabique nasal roto.

En el análisis balístico realizado no se encontró que Herrera Merlos haya utilizado su arma; otro elemento revelador es que ninguno de los imputados llamó al 911, ni a ninguna unidad policial para reportar el desorden, pese a que el inspector López Aguilar, dijo que sí lo hizo.

Según los fiscales, los imputados tenían establecido el plan y existía la premeditación para ejecutar al policía; una testigo dijo que ella observó cuando lo tenían amarrado de los pies.

Es más, en la acusación presentada en la audiencia inicial, se mencionó que los imputados incluso habrían puesto cerca del cadáver de la víctima una granada de gas lacrimógeno para decir que pretendía lanzarla.

Todos esos elementos fueron rechazos por la defensa. El abogado Enrique Rodríguez, defensor del inspector López Aguilar, rechazó que el inspector haya participado en el hecho y dijo que ni siquiera estaba en esa casa cuando se cometió el homicidio.