La calificadora de riesgo Fitch Ratings podría mejorar la perspectiva de riesgo de la deuda de El Salvador, pero no elevaría la calificación si no considera que existe capacidad de gobernabilidad, un ajuste fiscal y un control en la emisión de las Letras del Tesoro (Letes).

La calificación de riesgo soberana es un parámetro para los inversionistas sobre la estabilidad de un país para estos cuando salen al mercado local o extranjero a colocar deuda. Entre más alta sea, un gobierno encuentra recursos más baratos, con menores tasas de intereses; mientras que si es baja se eleva el costo de financiamiento por el riesgo de impago que representa. Las agencias designadas a nivel internacional para elaborar el perfil crediticio son Fitch Ratings, Moody’s Investors Service y S&P Global Ratings (antes Standard and Poor’s).

Tras la aprobación del Presupuesto General de la Nación de 2020, el Ministerio de Hacienda solicitó a las agencias revisar al alza la calificación de riesgo para El Salvador. Sin embargo, Fitch Ratings confirmó a Diario El Mundo que para mejorar el perfil crediticio de la deuda salvadoreña se deben mostrar señales de gobernabilidad, un ajuste fiscal por el lado de ingresos o gastos, así como control en la emisión de Letes.

“No es que no podamos cambiar la calificación, pero nosotros queremos señalar un cambio de perspectiva si pensamos que las cosas van bien”, indicó Richard Francis, director de Riesgo Soberano de Fitch Ratings.

El ejecutivo explicó que la agencia revisa la calificación de El Salvador una vez cada año, a menos que exista “algo anormal” como cuando el país cayó en impago en 2017, luego que el Gobierno no lograra cumplir sus compromisos con la deuda de pensiones. Tras ese impasse, Fitch dejó en octubre de 2017 la calificación en “B-” con perspectiva estable, y desde entonces no la modificada.

En la escala de clasificaciones de Fitch, las calificaciones en el grupo de las “B” indican que el riesgo de impago está presente, pero se mantiene un limitado margen de seguridad. Las obligaciones financieras se están pagando, pero la capacidad para continuar honrando compromisos es vulnerable al deterioro en las condiciones económicas.

El director indicó que sí podrían modificar la perspectiva de estable a positiva sin necesidad que el Gobierno cumpla por completo los tres puntos señalados por la agencia. Sin embargo, para “elevar la calificación sí tenemos que ver algunas cosas en estas áreas, para cambiar la perspectiva solamente necesitamos pensar que tal vez el gobierno va a cumplir estas cosas”, señaló.

 

¿Qué evalúa?

Francis explicó que la agencia evalúa si el presidente Nayib Bukele tiene capital político en la Asamblea Legislativa para lograr acuerdos que le permitan gobernar. También “consideramos que el Gobierno necesita un ajuste fiscal”, indicó, pues si bien se espera que el déficit fiscal para 2020 sea inferior, esto respondería a los ingresos adicionales que generaría la amnistía fiscal y es “una solución para este año”. “Estamos un poco positivos en eso, pero para nosotros es mejor tener ingresos nuevos que ayudarían en los próximos años”, sumó.

El vocero de la agencia también señaló que es “preocupante” el nivel de las Letes, deuda pública que se conoce como la “tarjeta de crédito” del Gobierno, pues se colocan para corto plazo pero suelen tener costo de financiamiento más alto frente a otros instrumentos.

Fitch señaló que en 2019 las Letes alcanzaron $991 millones, $175 millones adicionales a los $816 millones de 2018. “Significa que no hay mucha capacidad en el gobierno local para fondearse”, señaló.

 

Cuatro claves para saber qué es la calificación país

 

¿Qué es?

Es un parámetro sobre la estabilidad de la deuda pública del país para los acreedores e inversionistas sobre si existe o no riesgo de un incumplimiento de obligaciones por parte del Gobierno. Es similar cuando un salvadoreño va al banco a solicitar un préstamo, la institución evalúa su capacidad de pago y, conforme a eso, se decide si aprueba o no el crédito, el monto y la tasa de interés.

 

¿Quiénes las hacen?

La calificación de riesgo crediticio para El Salvador son elaboradas por Fitch Ratings, Moody’s Investors Service y S&P Global Ratings (antes Standard and Poor’s). Usualmente se revisan cada año, a menos que exista un evento extraordinario como cuando El Salvador cayó en impago en 2017 por no cumplir con los compromisos previsionales.

 

¿Qué efecto tiene?

Si un país tiene un perfil crediticio deteriorado, las opciones de fuente de financiamiento se restringen tanto para el sector público como privado. Ante un mayor riesgo soberano, pocos inversionistas están dispuestos a prestar recursos y cuando lo hacen se otorgan bajo condiciones de intereses más altos. Resulta que el Gobierno coloca deuda pública más cara que todos los salvadoreños pagan con sus impuestos.

 

¿Cómo podría mejorarse?

Al menos para la agencia Fitch Ratings, para mejorar la calificación país se quiere consolidar la capacidad de gobernabilidad del Gobierno, es decir, lograr acuerdos con la Asamblea Legislativa. También un ajuste fiscal para reducir el peso de la deuda a través del gasto o ingresos seguros, así como controlar la emisión de Letes.