El Salvador mantiene cerrado su espacio aéreo desde el pasado 17 de marzo y únicamente recibe vuelos de carga y vuelos humanitarios. / DEM


La industria aérea en Latinoamérica enfrenta un severo desafío por el avance de la pandemia del COVID-19 y sus efectos en la economía.

Solo en marzo, el sector reportó una estrepitosa caída en el flujo de pasajeros, por el cierre de espacios aéreos preventivos y las cancelaciones de parte de los viajeros. De acuerdo con la Asociación Latinoamericana de la Aviación (ALTA), en marzo se tuvo una caída de 10 millones de pasajeros contra marzo de 2019.

Los datos corresponden a una comparación con el mes previo, cuando las aerolíneas que operan en la región transportaron 28 millones de pasajeros, mientras que en el año previo el flujo alcanzó los 38 millones.

“La aviación es una industria clave para todos nuestros países”, describe Luis Felipe de Olivera, director ejecutivo de la ALTA, quien recalca que el sector vive una crisis global sin precedentes.

El sector es uno de los que más ha resentido el impacto de las medidas para contener la pandemia que se originó en China y que hasta el domingo reportada más de 2.3 millones de contagios y más de 161,000 muertes.

Olivera explicó que los mercados aéreos más importantes de Latinoamérica (Brasil y México) continúan operando casi con normalidad, pero otros países -incluído El Salvador- mantienen cierre de sus espacios aéreos desde mediados de marzo.

De acuerdo con el informe de ALTA, solo el 3 % de los vuelos programados en América Latina y el Caribe siguen en operación. La asociación advierte de la insostebilidad de la situación que se prevé genere pérdidas por el orden los de $18,000 millones y que pone en riesgo a 2.9 millones de empleos.

Olivera atendió a medios de todo el continente la semana pasada en una teleconferencia sobre las dificultades de la industria, pilar para el sector turístico global.

ALTA estima que el impacto para el sector del turismo puede alcanzar los $32,000 millones y Olivera advierte que un desafío en puerta es “una recuperación lenta”.

La asociación busca que los gobiernos de la región activen planes de ayuda para las aerolíneas y evitar posibles quiebras.

El sector pide, por ejemplo, postergar obligaciones para reducir el impacto en la caja de las aerolíneas y tener facilidades para suspensión de empleados durante el período y poder volverlos a contratar cuando la situación mejore.

Entre las medidas que ALTA impulsa están pagos diferidos de impuesto sobre la renta, tasas de servicio de navegación aérea, tarifas por concesiones aeroportuarias y parqueo de aeronaves, flexibilización laboral y excepción temporal de pago de cargos sociales, extensión de la fecha para completar la capacitación y calificación de personal aeronáutico con licencias estén por vencer, entre otras que incluyen flexibilidad temporal en la asignación de slots, líneas de crédito y extensión del período de reembolso a pasajeros.

La crisis por el COVID-19 para en seco a un período de 16 años consecutivos de crecimiento en el sector aéreo latinoamericano.

En 2019, la industria alcanzó los 300 millones de pasajeros transportados, cifra que equivale al 8 % de la aviación global.

Olivera insistió en el rol de la aviación en las economías del continente, ya que se estima que cada empleo en aviación genera cuatro empleos adicionales

ALTA estima que la economía comenzará una línea de crecimiento a mediados de 2022 y recalca que “sin respaldo urgente de los gobiernos muchas empresas del sector no sobrevivirían más deocho meses”.