El 33.2 % de los salvadoreños residentes en la zona urbana que tenían una ocupación en 2018, estaban subempleados. / DEM


El subempleo y la inestabilidad laboral afectó a tres de cada cinco hogares salvadoreños, revela la edición 2018 de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), publicada a finales de junio en el sitio de la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc).

Desde 2016, la Digestyc incluye en esta encuesta anual la medición de la pobreza multidimensional, una metodología que utiliza 20 indicadores para establecer las carencias que sufren los hogares salvadoreños, más allá de los ingresos.

Si un hogar reporta siete o más de esos 20 indicadores, se considera pobre multidimensional. Uno de ellos es el subempleo y la inestabilidad laboral, que en 2018 estuvo presente en el 61.9 % de las familias salvadoreñas.

Este indicador muestra el porcentaje de hogares donde al menos una persona tiene un empleo inestable, con periodos de inactividad obligada que superan un mes al año.

También incluye a los subempleados, quienes pueden ser de dos tipos: los que por razones ajenas a su voluntad trabajan menos de las 40 horas semanales que establece la ley y los que, a pesar de cumplir dicha jornada laboral, perciben un ingreso inferior al salario mínimo.

El número de hogares en 2018 fue 1,869,608 estima la EHPM, por lo que ese 61.9% representó 1.16 millones de familias donde había subempleados o inestabilidad laboral.

 

Sigue superando el 60 %

Aunque la incidencia del subempleo y la inestabilidad laboral se redujo levemente en 2018, se mantuvo por segundo año consecutivo por encima del 60 %.

En 2016 estas condiciones laborales se encontraron en el 54.7 % de las familias y en 2017 dicha proporción aumentó 11.1 puntos porcentuales, hasta el 65.8 %. En 2018 se redujo en 3.9 puntos.

La EHPM estimó que el 28.8 % de los hogares fue pobre dimensional el año pasado, esto equivale a 537,826 familias, compuestas por 2,247,165 personas.

Los departamentos con menos incidencia de pobreza multidimensional fueron San Salvador con 14.1%, Chalatenango con 21.2 % y Santa Ana con 27 %, mientras que los más pobres fueron Ahuachapán con 50.1 %, La Unión con 42.8% y Morazán con 42.1 %.

La pobreza monetaria, que se mide respecto a la capacidad de comprar la canasta básica alimentaria, afectó al 26.3 % de los hogares en 2018. El 5.7 % es pobre extremo, es decir, no puede comprar ni una canasta básica; mientras que el 20.6 % es pobre relativo porque sus ingresos no alcanzan para dos canastas básicas.